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Flickr/Jeffrey Bruno

Edición especial: ¡Él tenía razón! (decimosexta parte)

¡Él tenía razón!: Oh venid, vosotros los Creyentes

Continuación de Edición especial: ¡Él tenía razón! (decimoquinta parte)

Un Papa viajero

El Papa Juan Pablo II hizo una visita histórica de tres días a Turquía en noviembre de 1979. Allí sostuvo una cumbre religiosa con el Patriarca Ortodoxo griego Demetrio I, declarando su determinación de traer a un fin lo que llamó el “escándalo intolerable” de las divisiones dentro del mundo que se profesa cristiano.

En 1982, el Papa Juan Pablo II hizo una visita histórica a Gran Bretaña, Escocia y Gales. El primer día de esa visita, en la Catedral Católica Romana de Westminster en Londres, dijo: “Hoy, por primera vez en la Historia, un obispo de Roma pone el pie en tierra inglesa”. Y prosiguió diciendo, “Mi deseo profundo, mi esperanza ardiente y mi oración es que mi visita pueda servir a la causa de la unidad cristiana”.

En su segundo día allí, el Papa visitó la Catedral de Canterbury, la sede principal de la Iglesia de Inglaterra [Anglicana], la que había rechazado a Roma 4½ siglos atrás. Junto al Papa estaba su anfitrión, el Arzobispo de Canterbury Robert Runcie, y los líderes de una docena de iglesias ortodoxas y protestantes. El arzobispo, en sus comentarios de apertura, expresó la esperanza de una “celebración de una visión común”. Luego, siguió algo nunca antes visto en una iglesia anglicana, ¡un sermón dado por un papa!

El Papa, dirigiéndose a su audiencia, que incluía a millones de personas que lo veían por televisión, hizo un llamado a estar “orando y trabajando por la reconciliación y la unidad eclesiástica”.

Él le dijo a la gran congregación en la catedral que la unidad de la iglesia “transciende todas las divisiones políticas y las fronteras”. Después dijo que este era un día “que siglos y generaciones habían esperado”.

“En el itinerario del Papa, el momento más dramático ocurrió el sábado 6 de octubre de 1979. Más de 200 años de alejamiento entre el Vaticano y el gobierno de Estados Unidos llegaron a un final extraoficial. Por primera vez en la historia un Papa visitó la Casa Blanca, un evento inconcebible hace sólo dos décadas atrás” (La Pura Verdad, diciembre 1979).

Durante esa visita, el Papa abarcó el tema que sería la futura dirección de la reconciliación — el perdón. “Como miembros con la familia católica romana del único cuerpo de Cristo, recordamos las palabras de San Pablo: ‘Si un miembro es honrado, todos juntos se regocijan’. Por lo tanto le estamos pidiendo a todos los cristianos — católicos, protestantes, anglicanos, y ortodoxos — trascender nuestras diferencias presentes y pasadas en esta ocasión, y marcar la visita papal como una señal y estímulo para la reconciliación … y orar por la unidad que buscamos”.

La Santa Iglesia Católica Apostólica Asiria de Oriente se reunió en agosto de 1997. De esa reunión salió el “Decreto Sinodal Conjunto para Promover la Unidad” entre la Iglesia Asiria de Oriente y la Iglesia Católica Caldea.

Ese decreto declara: “En el servicio de nuestro Señor y del pueblo de Dios, nosotros, los obispos de las dos ramas de la antigua ‘Iglesia de Oriente’, declaramos que la noble búsqueda para restaurar la unidad cristiana permanece, para nosotros y para nuestras iglesias, como una profunda obligación cristiana … Nosotros, en nuestras respectivas iglesias, comprendemos que el significado real de la oración de Jesús que ‘todos sean uno’ (Juan 17:21-23) puede cumplirse objetivamente cuando nos esforcemos por restaurar la unidad de la Iglesia de Oriente, como se conoció por nuestros antepasados comunes”.

“El acuerdo teológico básico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Asiria de Oriente, como está articulado en la ‘Declaración de Común Cristología’, firmada en el Vaticano, el 11 de noviembre de 1994, por Su Santidad el Papa Juan Pablo II y el Patriarca Mar Dinkhaiv, ha despejado el camino para que las iglesias Caldea y Asiria comiencen un proceso de diálogo y colaboración hacia la meta de la unidad”.

De los muchos — uno

Actualicemos más esto. Entrando calladamente a la escena mundial últimamente, el Vaticano ha continuado ofreciendo la rama verde de olivo a sus iglesias hijas, los protestantes disidentes. En un artículo en el New York Times, Gustav Niebuhr escribió: “En una decisión con el propósito de resolver un problema que dividió al mundo cristiano occidental hace casi 500 años, el Vaticano dijo ayer que firmaría una declaración con la mayoría de los luteranos del mundo que afirman que los católicos romanos y los luteranos comparten un entendimiento básico” (El Vaticano arregla un problema histórico con los Luteranos, 26 de junio de 1998).

El Sr. Niebuhr destacó que la aceptación de publicaciones del Vaticano y la Federación Luterana Mundial (lwf, por sus siglas en inglés) “representa un triunfo para los partidarios del movimiento ecuménico, que ha urgido aumentar la cooperación entre las iglesias”. La federación representa a la mayoría de los luteranos del mundo, unos 7.6 millones de creyentes.

Entretanto, la unidad de la iglesia ha estado progresando en otros frentes. La Iglesia Evangélica Luterana (elcu), una organización luterana separada de la lwf, con un número de miembros de 5.2 millones, ha votado abrumadoramente por reparar la brecha de separación entre el elcu y la Iglesia Episcopal. El Obispo Luterano Presidente H. George Anderson les dijo en comentarios especiales a los observadores episcopales: “Ustedes han experimentado el deseo urgente y sincero de esta asamblea por mudarse a la plena comunión con la Iglesia Episcopal”.

La Iglesia Evangélica Luterana en Estados Unidos, igualmente, entró en “plena comunión” con otras tres denominaciones protestantes en 1999 cuando acordaron compartir el ministerio con la Iglesia Presbiteriana, la Iglesia Unida de Cristo y la Iglesia Reformada en Estados Unidos.

Cuando sumamos el asombroso número de viajes del Papa Juan Pablo a todas partes del globo, comenzamos a vislumbrar el enorme esfuerzo que se ha hecho para la unidad. Este fue el Papa más viajero en la historia moderna, y quizás de todos los tiempos. Desde marzo de 1983 a julio de 1998, visitó no menos de 116 naciones diferentes, muchas de las cuales recibieron varias visitas, como Polonia, la cual visitó cinco veces.

Hablando desde un estrado en Viena, el Papa mencionó la construcción de Europa “desde el Atlántico a los Urales, del Mar del Norte al Mediterráneo” — una referencia a la integración europea planeada en los años venideros — . Alabó a Austria, un país neutral, como “un espejo y modelo para una Europa unida, que no margina sino que tiene lugar para todos”.

Los católicos, según cuentas del Vaticano, comprenden el 77 por ciento de los 8 millones de población austriaca. Claramente, este Papa extendió la mano de unidad a todos los que lo escucharan.

En 1999, el Daily Telegraph imprimió el siguiente informe acerca de una cumbre global entre la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Anglicana: “Un ‘grupo de diseñadores’ que nada tiene que ver con el Domo del Milenio, esta programado a reunirse la próxima semana en Canadá. La estructura que están diseñando es milenaria pero metafísica, para una cumbre global de los líderes regionales Católicos Romanos y Anglicanos, y oficiales del Vaticano, realizada en Toronto en mayo de 2000 … Reunirá a todos los primados anglicanos (casi todos arzobispos) de las 40 o más provincias de la Comunión Anglicana, y los presidentes de las Conferencias de Obispos católicos (la mayoría son cardenales) de cada país donde ambas iglesias tienen una presencia significativa. Nada como eso ha ocurrido nunca antes. Ellos repasarán ‘la gama entera de relaciones anglicano-católicas’, ha dicho el Dr. Carey, que incluye donde el zapato más apriete.

“Algunos miembros del grupo preliminar católico y anglicano en Canadá la próxima semana tendrán en sus portafolios un documento extremadamente delicado: la declaración conjunta (aún no publicada) de autoridad, que sólo ha sido acordada por la Comisión Internacional Católica Anglicano-Romana (arcic). Es la tercera declaración para abordar el problema de autoridad, y se dice que es ‘convergente’ — ambas partes se han acercado significativamente …" (Daily Telegraph, 19 de febrero de 1999).

Esta próxima unión de la iglesia no producirá la paz que la humanidad desea, ¡sino exactamente lo contrario! Traerá un modo de vida impuesto a la fuerza sobre toda la humanidad, ¡lo quieran o no! Traerá lo que la profecía llama “la marca de la bestia” (Apocalipsis 13:17). Le dirán a usted cuándo trabajar y cuándo no trabajar. La humanidad estará entonces en esclavitud bajo el poder de la bestia de la cual el Sr. Armstrong advirtió.

Herbert W. Armstrong dijo que estaba próxima, y ya casi está aquí. La unidad de la iglesia pronto pasará de ser una profecía a ser una realidad. Pero, igual de certera que va a ser su advertencia de la unión de las iglesias y el surgimiento del poder de la bestia profetizada, así también va a pasar con su anuncio del maravilloso y próximo Reino de Dios. Ese Reino destruirá a todos los otros. ¡Entonces tendremos verdadera unidad, al modo de Dios! 

Continúa en Edición especial: ¡Él tenía razón! (decimoseptima parte)

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