
Comprar Groenlandia no es tan loco como parece
“Necesitamos Groenlandia para propósitos de seguridad nacional”, dijo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el 7 de enero.
Su discurso acerca de la adquisición de Groenlandia ha sido tratado como un tema para la sección de “noticias extrañas” o un meme de las redes sociales. Pero Trump parece hablar en serio. Él sigue impulsando la idea, mientras el primer ministro de Groenlandia, Múte Egede, aboga por la independencia de Dinamarca. EE UU se encuentra en una buena posición para ayudar a defender y desarrollar una República Independiente de Groenlandia, por lo que Egede está ansioso por reunirse pronto con Trump. Una reunión de este tipo probablemente no conduzca a la creación de un Estado de inmediato, pero la negociación de un nuevo acuerdo de defensa entre EE UU y Groenlandia es una prioridad absoluta.
El control de Groenlandia permite controlar el tráfico marítimo en el Atlántico Norte y la explotación del Ártico. Domina la brecha giuk (Groenlandia-Islandia-Reino Unido); las potencias europeas continentales como Alemania o Rusia deben cruzar esta brecha o viajar a través del mucho más estrecho Canal de la Mancha para llegar al amplio Atlántico.
EE UU ya ha intentado anteriormente adquirir Groenlandia. En 1868, estuvo a punto de hacer una oferta a Dinamarca por Groenlandia e Islandia. En 1946, ofreció a Dinamarca 100 millones de dólares en lingotes de oro por Groenlandia, calificándola de una “necesidad militar”. Incluso se habló de intercambiar un trozo de Alaska.
Incluso antes de que EE UU entrara en la Segunda Guerra Mundial, invadió Groenlandia, más o menos. Quince voluntarios recibieron la baja de la Guardia Costera de EE UU y enviados como “guardias de seguridad” a la mina de criolita de Groenlandia, la única fuente estadounidense de un mineral utilizado en la fabricación de aluminio. La Marina estadounidense abasteció a estos guardias con ametralladoras y artillería naval.
Una vez que EE UU entró en la guerra, Groenlandia se convirtió de facto en un protectorado estadounidense. Alrededor de 10.000 aviones aterrizaron en la base aérea de Narsarsuaq, con base en el extremo sur de Groenlandia. Siguió siendo una base estadounidense al inicio de la Guerra Fría y fue utilizada por aviones que volaban entre Europa y EE UU. Operar una base tan al norte conllevó algunos desafíos únicos: se tuvo que utilizar un pequeño remolcador para desplazar icebergs fuera de la trayectoria de vuelo de los aviones.
La brecha giuk adquirió aún más importancia durante la Guerra Fría. Nick Childs, del Instituto Internacional para Estudios Estratégicos, dijo que este flanco norte era un “escenario que ambos lados llegaron a considerar como el segundo en importancia después del Frente Central Europeo”. EE UU instaló una red de sensores para rastrear a los submarinos rusos que ingresaban al Atlántico.
Los vuelos directos entre EE UU y Rusia pasan por el espacio aéreo de Groenlandia. Este fue un factor en el episodio más trágico en la relación de EE UU con Groenlandia. En 1968, un bombardero B-52 se estrelló cerca de la Base Aérea Thule de EE UU en Groenlandia mientras transportaba bombas nucleares. Los explosivos convencionales a bordo detonaron. Afortunadamente, las bombas nucleares no lo hicieron, pero la explosión esparció material nuclear por la zona. Fue un gran escándalo, ya que Groenlandia supuestamente era una zona libre de armas nucleares.
Groenlandia era y es una probable línea de frente para cualquier guerra nuclear entre EE UU y Rusia. Disparar misiles balísticos a través de Groenlandia proporciona ciertas ventajas militares. Por eso EE UU mantiene esta base aérea —ahora llamada Base Espacial Pituffik— que opera un sistema de alerta temprana de misiles en el Báltico, así como el puerto de aguas profundas más septentrional del mundo.
En los últimos años, Groenlandia ha cobrado aún más importancia. Las rutas marítimas a lo largo de la costa norte de Rusia en dirección este y la costa norte de Canadá en dirección oeste son cada vez más viables y posiblemente bastante lucrativas.
El Ártico también podría tener una gran riqueza de recursos naturales. El Servicio Geológico de EE UU calcula que el Ártico alberga el 30% del gas natural por descubrir del mundo y el 13% del petróleo. Groenlandia podría tener importantes reservas de petróleo. También se calcula que posee 38 millones de toneladas de yacimientos de tierras raras, minerales necesarios para la fabricación de tecnologías avanzadas.
Es probable que estas materias primas sean un beneficio adicional más que la razón principal por la que Trump está interesado en la isla. Arizona, por ejemplo, cuenta con algo menos de mil millones de toneladas de yacimientos de tierras raras. El problema es sacarlas de la tierra sin contaminar los alrededores. China tiene actualmente un monopolio virtual sobre las tierras raras, no porque sean realmente muy raras, sino porque a su régimen no le importa envenenar a la población local, por lo que puede procesarlas mucho más baratas que nadie.
El verdadero valor de Groenlandia es el de puerta marítima: esté atento para ver si éste y otros puntos estratégicos marítimos se vuelven más significativos —y más disputados— en los próximos meses y años.