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Surgiendo de la clandestinidad alemana

(JULIA GODDARD/ LA TROMPETA)

Surgiendo de la clandestinidad alemana

El sueño del dominio alemán no murió con Hitler. El imperio empresarial alemán estaba planeando un regreso nazi cuando vio que la Segunda Guerra Mundial estaba perdida. ¡Todo está documentado y al alcance de cualquiera!

Angela Merkel se retiró como canciller de Alemania en diciembre. Justo antes de terminar sus 16 años en el poder, ¡hizo unas declaraciones que deberían hacer temblar a las naciones! Pero la mayoría de la gente no entiende la historia de Alemania, y estas declaraciones no significan casi nada para ellos.

Donald Tusk, ex presidente del Consejo Europeo y ex primer ministro de Polonia, dijo que había tenido una conversación privada con Merkel sobre el gasoducto Nord Stream 2. Gran parte de Europa y EE UU (especialmente bajo el mandato de Donald Trump) han criticado este proyecto, que beneficia a Rusia y Alemania, pero pone en peligro a Europa Oriental y podría provocar una gran guerra. Tusk calificó el apoyo público de Merkel al gasoducto como su “mayor error”. Pero lo más revelador que dijo fue que ella le admitió en privado que “no podía” hacer lo contrario debido a la presión de las empresas alemanas.

“La Sra. Merkel ha defendido constantemente el controvertido gasoducto frente a la intensa oposición de EE UU y de los aliados de Alemania en la UE”, informó el Telegraph. “Pero el Sr. Tusk afirmó que ella le había dicho en privado que no tenía otra opción debido a la presión que recibía de los líderes empresariales alemanes” (29 de noviembre de 2021; énfasis mío).

¡En este tema, los empresarios alemanes tenían suficiente poder para imponerse al canciller! El pueblo puede votar una cosa, pero si los líderes empresariales quieren otra, ganan.

¿Qué significa esto y por qué es tan importante? Si usted conoce la historia de Alemania y las profecías bíblicas, pocas declaraciones de un líder alemán podrían ser más reveladoras, ¡y aterradoras!

Los planes en la derrota

En cualquier país rico, las grandes empresas tienen mucho poder. Basta con ver el papel que tienen Facebook y las redes sociales en la cobertura informativa e incluso en las elecciones de EE UU. Una de las principales razones por las que EE UU no hace más oposición a China es porque muchos empresarios estadounidenses se enriquecen gracias a los acuerdos con China.

Cuando las grandes empresas tienen este nivel de influencia, es preocupante, independientemente del país en el que se encuentren. Pero en Alemania hay un motivo de preocupación adicional muy crítico.

Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, en agosto de 1944, representantes de grandes empresas alemanas como Krupp, Messerschmitt, Volkswagenwerk y Rheinmetall se reunieron con altos cargos nazis en la llamada reunión de la Casa Roja. Un documento de inteligencia estadounidense, desclasificado en 1996, dice que a estos líderes empresariales se les dijo que debían “prepararse para financiar al Partido Nazi, que se vería obligado a pasar a la clandestinidad…”.

En 1944, estos líderes sabían que perderían la Segunda Guerra Mundial. ¡Así que ya estaban planeando el siguiente asalto! Este documento dice: “Las reservas financieras existentes en países extranjeros deben ser puestas a disposición del partido para poder crear un fuerte imperio alemán después de la derrota”.

Los asistentes a esa reunión entendieron que los miembros más destacados del Partido Nazi serían condenados como criminales de guerra. “Sin embargo”, sostiene el documento, “en cooperación con los industriales, está organizando ubicar sus miembros menos conspicuos, pero más importantes en puestos de varias fábricas alemanas como expertos técnicos o miembros de sus oficinas de investigación y diseño”.

A pesar de lo sorprendente de esta revelación, los medios de comunicación no informaron mucho sobre ella, por lo que la gente acabó olvidándose. La Trompeta informó ampliamente sobre ello, ¡y no lo hemos olvidado! Usted puede leer este documento desclasificado completo, y darse cuenta cómo ya se hizo el primer disparo de la Tercera Guerra Mundial, solicitando un ejemplar gratuito de mi folleto Germany’s Conquest of the Balkans [La Conquista de los Balcanes por Alemania, disponible en inglés].

En ese folleto, escribí: “¡Qué alarmante! ¿Por qué se escribió tan poco sobre esto en 1996? ¿Por qué tardaron tanto en desclasificarlo? EE UU y Gran Bretaña se han quedado dormidos: ¡nuestra gente no entiende lo que está ocurriendo entre bastidores! Por eso nos sentimos obligados a retomar estos temas una y otra vez. ¡Casi nadie más lo hará!”.

“Los historiadores han debatido durante mucho tiempo si se hizo o no un plan secreto nazi para una red internacional de posguerra. Ahora que se ha confirmado, como dijo Elan Steinberg, del Congreso Judío Mundial, ‘la pregunta central es si lo han llevado a cabo”.

“La respuesta obvia es que sí”.

Este plan deliberado para salvaguardar el bienestar a largo plazo del imperio alemán y preparar su futura resurrección es una verdad explosiva. Y se demuestra por otras pruebas de ese período de tiempo.

En 1944, el general alemán Carl-Heinrich von Stülpnagel dijo que la maquinaria de guerra alemana se levantaría de nuevo y que Estados Uniddos era su principal objetivo. “Un día volveremos”, dijo en la radio nazi, el 1 de septiembre de 1944. “Hasta entonces, à bientôt”, es decir, “adiós por ahora”.

Los altos dirigentes alemanes sabían que la guerra estaba perdida y hacían planes para escapar y poder ayudar a Alemania a levantarse de nuevo. Ya se habían trazado planes para que los nazis de alto rango huyeran a Latinoamérica. Muchos agentes subalternos simplemente se desvanecerían en el fondo. Ahora hay montones de pruebas concretas e indiscutibles de que los líderes empresariales, los agentes de inteligencia, los soldados, los políticos y los funcionarios alemanes pasaron a la clandestinidad después de la Segunda Guerra Mundial.

Una advertencia desatendida

En La conquista de los Balcanes por Alemania, cito una prueba del libro de Brian Connell de 1957, A Watcher on the Rhine [Vigilante del Rin], de que los nazis llevaron a cabo su plan de posguerra. Como escribió, en 1947, sólo dos años después de la guerra, ¡las autoridades aliadas entregaron tontamente el trabajo de desnazificación a los alemanes! ¡Qué farsa!

En el estado de Baviera, por ejemplo, Connell escribió: “La administración bávara está en gran parte en manos de los que la controlaban bajo Hitler. (…) Casi todos los 1.000 profesores que fueron destituidos por motivos políticos han vuelto a ser nombrados, lo que representa aproximadamente el 60% del personal docente empleado por el Ministerio de Educación. El 60% de los 15.000 empleados del Ministerio de Hacienda son antiguos nazis, y el 81% de los 924 jueces, magistrados y fiscales del Ministerio de Justicia”.

Aunque los aliados intentaron instalar nuevos profesores en la educación alemana, “muchos de los antiguos profesores nazis han encontrado el camino de vuelta”, escribió Connell. Además, “en el occidente de Alemania, los nuevos y prósperos industriales del Ruhr, el núcleo aún impenitente de los antiguos nazis (…) representan un desafío al orden democrático”.

Teniendo en cuenta esta vergonzosa historia, ¿debería sorprendernos que el extremismo de derechas siga siendo popular en Alemania hoy en día, incluso en los altos círculos políticos y militares?

Mi folleto también cita otro informe importante que recibió poca prensa. Fue dado por Herbert W. Armstrong el 9 de mayo de 1945, sólo nueve meses después de la reunión secreta entre los industriales alemanes. En éste, el Sr. Armstrong dijo: “La guerra ha terminado, en Europa... ¿o no?”.

“No entendemos la minuciosidad alemana”, dijo. Desde el comienzo mismo de la Segunda Guerra Mundial, han considerado la posibilidad de perder este segundo asalto, como lo hicieron con el primero, y han planeado cuidadosa y metódicamente, en tal eventualidad, el tercer asalto: ¡la Tercera Guerra Mundial! Hitler ha perdido. Esta ronda de guerra, en Europa, ha terminado. Y los nazis han pasado a la clandestinidad”.

Como escribí en ese folleto, muchos se burlaron del mensaje de advertencia del Sr. Armstrong en 1945. Sin embargo, ¡mire cómo su informe refleja lo que se dijo en el documento secreto que no se hizo público hasta 50 años después! ¡Sólo el mensajero de Dios podría haber dado un mensaje tan profético hace más de 60 años!

Un imperio impulsado por los negocios

Durante siglos, la industria alemana y el imperio alemán han trabajado de la mano. Las contribuciones del comercio y la industria alemanes al poderío alemán son tan importantes que cuando se estableció el Segundo Reich en 1871, la bandera del nuevo imperio alemán le rindió homenaje. Esta bandera —que todavía se ve en los mítines de la extrema derecha— combinaba la bandera del estado alemán de Prusia con la de la Liga Hanseática, una red comercial centrada en Alemania que comenzó en 1241 y celebró su última reunión en 1669. Esta red de ciudades comerciales extendió la influencia y el poder de Alemania en el territorio ruso, en todo el Báltico, en Escandinavia e incluso en el mar del Norte. Llegó aun a entrar en guerra con sus enemigos para asegurar sus intereses.

La idea de que el imperio alemán y la prosperidad empresarial alemana van de la mano se arraigó profundamente en el pueblo alemán. Encontró su máxima expresión pública en 1891, cuando los principales industriales alemanes fundaron la Liga Pangermánica. Su lema era “Deutschland über alles”: “Alemania por encima de todo”. Y como dice la edición de 1965 del Curso bíblico por correspondencia del Ambassador College: “Utilizaron la marca ‘hecho en Alemania’ como prueba de la superioridad alemana. Detrás de sus métodos comerciales y empresariales había una estrategia central y permanente, ¡con el objetivo de conquistar el mundo! Fueron ellos los principales responsables de inducir al káiser a entrar en la Primera Guerra Mundial”.

El éxito de las empresas alemanas se convirtió en “una poderosa fuente de orgullo nacional que inspiró una unidad patriótica en muchos alemanes”, escribe Katja Hoyer en su libro Blood and Iron: The Rise and Fall of the German Empire [Sangre y hierro: ascenso y caída del imperio alemán]. Alemania desarrolló “una poderosa columna vertebral económica que impulsó el clamor por la expansión”. Estos empresarios creían que podían ayudar a Alemania a dominar el mundo, y que este dominio les reportaría grandes beneficios. Además, creían que los alemanes eran una “raza superior” y querían impedir que se mezclaran con personas inferiores, especialmente con los judíos.

Alemania perdió la Primera Guerra Mundial, pero estas creencias no fueron derrotadas. Estos líderes empresariales siguieron apoyando y financiando al Partido Nazi.


Crédito: Hoffmann/Getty Images

Algunos líderes empresariales apoyaron a Adolfo Hitler desde muy temprano. Uno de los hombres más ricos de Alemania, Ernst Borsig, conoció a Hitler en 1921 y comenzó a recaudar fondos para él. El general Erich Ludendorff fue un miembro del Partido Nazi que apoyó a Hitler. El industrial Fritz Thyssen conoció a Hitler en 1923 y también comenzó a apoyarlo.

El apoyo a Hitler era en realidad una continuación de las políticas de la Liga Pangermánica. Emil Kirdorf, el “Barón de la Chimenea”, cuya empresa explotaba la mayor mina de carbón de Europa, fue uno de los primeros miembros de la Liga Pangermánica que pasó a apoyar a Hitler. Se unió al Partido Nazi en 1927 e invitó a Hitler a dar una conferencia a otros líderes de la industria en su casa. Presentó a Hitler a otros líderes empresariales de alto nivel, y sacó de apuros a Hitler cuando tuvo problemas financieros personales.

En las cruciales elecciones de 1932, Lufthansa le prestó a Hitler un avión sin ningún costo para él, lo que permitió al político aspirante viajar con mucha más facilidad que cualquier otro candidato.

El apoyo a las ambiciones de Hitler iba mucho más allá de los ejecutivos que se adhirieron formalmente al Partido Nazi. El historiador de la Universidad de Edimburgo, Stephan Malinowski, dijo: “Hay una zona gris entre los nazis y los no nazis, y si se observa a las élites conservadoras, se encontrará que alrededor del 90% de ellas comparten casi todos los objetivos negativos de los nazis. Lo que más compartían los nazis con las élites del poder (ya sean militares, industriales, terratenientes, jueces, profesores universitarios) es un lenguaje de miedo, de odio, de desprecio a la democracia, a la república, a los comunistas, a los judíos, a los sindicatos, al arte moderno” (9 de septiembre de 2019).

A finales de 1932, aunque el Partido Nazi estaba cerca del poder, también estaba cerca de la quiebra. A Joseph Goebbels le preocupaba que “todo el partido pudiera colapsar”. En Berlín, “la situación financiera (…) es desesperada”, escribió. Pero Hermann Göring invitó a 25 grandes industriales alemanes a una reunión secreta en Berlín el 20 de febrero de 1933, donde Adolfo Hitler los animó a apoyar al partido. Robert Jackson, el principal fiscal de EE UU en Núremberg, escribió: “Los industriales (…) se entusiasmaron tanto que se pusieron a recaudar 3 millones de Reichsmarks [que hoy valen unos 30 millones de dólares] para fortalecer y confirmar al Partido Nazi en el poder”.

Al principio, su inversión parecía un éxito espectacular. Los industriales recibieron una ganancia inesperada tras otra, ya que el nuevo gobierno nazi gastó enormes cantidades de dinero en el rearme, inundó el Reich con la riqueza recién conquistada y dio a estos empresarios acceso a mano de obra esclava para trabajar en sus fábricas. Las empresas y otros activos fueron despojados de los judíos y entregados a los patrocinadores industriales de Hitler.

“A menudo se olvida que el ejército, la industria, las universidades y la ingeniería no estaban necesariamente dirigidos y gestionados por ‘nazis”, dijo Malinowski. “Estaban dirigidas por las élites del poder. Había un compromiso de poder entre industriales, terratenientes, funcionarios, académicos, jueces y el Tercer Reich, y durante mucho tiempo pareció ir muy bien” (óp. cit.).

Estos industriales sabían que, si perdían la guerra, podían culpar a Hitler y quedar libres para preparar un tercer asalto.

En su libro de 1945 The Plot Against the Peace: A Warning to the Nation! [El complot contra la paz: ¡Una advertencia a la nación!], los periodistas Michael Sayers y Albert E. Kahn advertían: “Durante los últimos 40 años, Alemania ha tenido tres regímenes políticos completamente diferentes. Hasta 1918, Alemania era una monarquía bajo el Kaiser Guillermo ii. Hasta 1933, Alemania fue una república bajo los ministros socialdemócratas. A partir de 1933, Alemania fue una dictadura fascista bajo el mando de Adolfo Hitler. Sin embargo, bajo cada régimen, los mismos hombres gobernaron en Alemania. Detrás de cada fachada política, las riendas del poder estaban en manos de un pequeño grupo de no más que unos pocos miles de líderes militares, industriales, aristócratas y expertos científicos que constituyen el Estado Mayor alemán. Este Estado Mayor es el verdadero gobierno permanente de Alemania, que no sólo controla los asuntos militares de Alemania, sino también la economía, la tecnología, las escuelas, las universidades y la política alemana”.

Por eso, la revelación de la Sra. Merkel debería sacudir al mundo: El verdadero poder en Alemania reside en las mismas personas que empujaron a Alemania a la guerra mundial en dos ocasiones anteriores.

Un milagro económico

Se puede demostrar a través de la historia que Alemania ha manifestado repetidamente un profundo deseo de conquistar el mundo.

Después de la guerra, el manchado legado de los nazis hizo que durante un tiempo Alemania no pudiera gloriarse públicamente de su ejército o de sus conquistas militares. Pero las empresas alemanas se recuperaron rápidamente y, una vez más, el éxito empresarial se convirtió en una fuente de orgullo nacional. En la década de 1950, los alemanes se deleitaban con el Wirtshaftwunder (el milagro económico) que su país había producido tras la Segunda Guerra Mundial. Durante esa década, la economía alemana creció un 8% anual, más rápido que en cualquier otro lugar de Europa. A principios de la década de 1960, Alemania volvía a ser la economía más grande y dominante de Europa. Aunque ya no podían estar orgullosos de su ejército, los alemanes podían celebrar los logros de Volkswagen, Siemens, Krupp y basf.

Hoy en día, Alemania es el tercer exportador mundial, compitiendo con EE UU y China. El poder económico construido por el empresariado alemán lo ha convertido en la potencia dominante en Europa. Y como los empresarios pagan las facturas, también mandan.

Las empresas han contribuido a vincular estrechamente las economías de Europa Oriental con Alemania. Aproximadamente el 15% de las exportaciones de maquinaria alemana se venden en Europa Oriental, y el fabricante alemán de automóviles Volkswagen es el mayor empleador de Eslovaquia. Gigantes industriales alemanes como Audi, Bosch y Siemens tienen vínculos comerciales de gran alcance en Hungría, y dos millones de polacos están aprendiendo a hablar alemán para facilitar las transacciones comerciales. Estos países no pueden socavar o divergir significativamente de los intereses comerciales alemanes porque podrían perjudicarse mucho a sí mismos.

Ahora mismo Alemania es una potencia económica. Tiene un poder militar menor pero creciente. Los líderes alemanes saben que su influencia mundial descansa en los hombros de sus empresarios. Esto da a esos hombres de negocios una tremenda influencia. Y al igual que en el período previo a la Primera Guerra Mundial, es la industria alemana la que defiende la ampliación del papel de Alemania en el mundo.

En 2010, el presidente alemán Horst Köhler dijo públicamente que la razón por la que Alemania luchaba en Afganistán era para “proteger nuestros intereses, por ejemplo, las rutas de libre comercio, o para evitar la inestabilidad regional, que ciertamente podría tener un efecto negativo en nuestro comercio, empleos e ingresos”. Fue un contraste chocante con la forma en que los líderes occidentales tratan de enmarcar toda la actividad militar en términos totalmente altruistas, hablando de cosas como la libertad y la democracia. De hecho, ¡Köhler se vio obligado a dimitir por estos comentarios! Desde entonces, sin embargo, estos sentimientos se han vuelto comunes en Alemania.

Pero esta historia no es la única razón para tomarse en serio la afirmación de la Sra. Merkel de tener que ceder ante las empresas alemanas.

Una bestia surgiendo

El libro del Apocalipsis tiene esta importante profecía sobre un poder europeo del tiempo del fin: “La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será”. (Apocalipsis 17:8). El “abismo” no es la mejor traducción aquí. Se refiere a un hoyo que sigue y sigue, como si nadie pudiera lidiar con el problema en ese hoyo.

Se refiere a Alemania, que formará el corazón de un próximo súper Estado europeo. Después de la Segunda Guerra Mundial, las élites que habían provocado esa guerra pasaron a la clandestinidad. Su actividad clandestina continúa hasta el día de hoy. Esta profecía describe este poder liderado por Alemania como una bestia que “era, y no es, y será”. Parece que ha desaparecido, ¡pero sólo está en la clandestinidad!

El versículo 10 continúa: “Y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo”. Esta profecía está específicamente fechada para el tiempo de la sexta de siete resurrecciones de este imperio europeo. Como demostramos en nuestro libro The Holy Roman Empire in Prophecy [El Sacro Imperio Romano en profecía] (solicite un ejemplar gratuito, disponible sólo en inglés), esa sexta resurrección fue el Tercer Reich de Hitler. Esta profecía corresponde a ese tiempo porque el siervo de Dios Herbert W. Armstrong estaba en la escena declarándola en el tiempo de Adolfo Hitler: el “uno [que] es”. Ahora, viene un séptimo: el que “aún no ha venido”.

Así es como esta profecía describe este poder europeo venidero: “Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes [10 líderes europeos], que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia. Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia” (versículos 12-13). Podemos esperar que surjan 10 líderes fuertes en Europa —seguramente algunos de ellos ya están en el poder— y que se unan para fortalecer una superpotencia europea dirigida por Alemania.

El siguiente capítulo revela que los hombres de negocios y los industriales, a los que se refiere la profecía como “los mercaderes de la tierra”, darán todo su respaldo a este poder político-religioso. Y una vez más, su inversión parecerá dar frutos de forma espectacular. Apocalipsis 18:3 predice que estos mercaderes “se han enriquecido” gracias a este nuevo imperio babilónico. Los versículos 12-13 enumeran de forma escalofriante muchos productos que se venderán en este reino. Al igual que en la Segunda Guerra Mundial, gran parte de este imperio comercial se construirá sobre la espalda de “esclavos, [y] almas de hombres”.

¿Es absurdo pensar que las empresas alemanas vuelvan a beneficiarse del trabajo esclavo?

El propio sitio web de Siemens señala que, durante la Segunda Guerra Mundial, las “actividades de la empresa (…) incluían el uso de trabajos forzados”. Sin embargo, los dirigentes de la empresa dicen que han aprendido de su historia y han cambiado. “Siemens ha adoptado una posición clara sobre este asunto, de forma reiterada, responsable y clara”, afirma su página web. Sin embargo, ahora mismo, Siemens está presionando mucho para que se le permita seguir utilizando productos fabricados por esclavos chinos en la provincia de Xinjiang. Vergonzosamente, muchas empresas estadounidenses también trabajan con mano de obra esclava en Xinjiang. Pero ¿ha aprendido Siemens realmente la lección? ¿Se puede estar seguro de que nunca repetirán su historia de la Segunda Guerra Mundial?

Ezequiel 27 ofrece una profecía aún más detallada sobre los comerciantes, o empresarios, que explotan la riqueza de todo el mundo. Tiro es el símbolo de la Alemania actual. El siguiente capítulo afirma: “Con tu sabiduría y tu entendimiento has conseguido riquezas para ti, y has reunido oro y plata en tus tesoros; con tu gran sabiduría en el comercio has aumentado tu riqueza…” (Ezequiel 28:4-5; versión Revised Standard [rs]). La Biblia enfatiza continuamente la conexión entre este imperio y los negocios.

Apocalipsis 17:17 describe a los mercaderes que se enriquecerán con el poder de esta bestia: “Porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios”. ¡Note eso! Dios dice que este imperio liderado por los alemanes, impulsado por los negocios, cumplirá Su voluntad. Otras profecías muestran que causará una destrucción indescriptible en EE UU y Gran Bretaña y otras naciones de habla inglesa. ¿Cómo es posible que tales atrocidades sean la voluntad de Dios?

La Biblia explica que la razón de esto es que Dios usará realmente esta bestia aterradora para corregir a las naciones modernas de Israel por sus graves pecados. En Isaías 10:5, ¡Dios llama a este poder “la vara y báculo de mi furor”! Él va a usar este poder para castigar y corregir a Su pueblo.

Sin embargo, después de eso, Dios corregirá a este imperio. ¡Él también quiere alcanzar a esas personas y darles la oportunidad de conocerlo!

Ezequiel 28 deja claro que se trata de una profecía moderna al decirnos lo que viene después: ¡Dios mismo promete intervenir para derribar este poder! Entonces traerá un tiempo de gran paz. Dios dice que reunirá a las naciones modernas de Israel —aquellas que el Sacro Imperio Romano ha perseguido y esclavizado— en su propia tierra. “Y habitarán en ella seguros, y construirán casas y plantarán viñas. Habitarán con seguridad, cuando yo ejecute juicios sobre todos sus vecinos que los han tratado con desprecio. Entonces sabrán que yo soy el [Eterno] su Dios” (versículo 26; versión rs). Pero más que eso, Dios dice: “Manifestaré mi santidad en ellos a la vista de las naciones” (versículo 25; versión rs). Dios utilizará a Israel para enseñar a todo el mundo, incluida Alemania, sobre Él y Su santidad.

Una vez que todas las guerras hayan terminado y Jesucristo haya establecido su gobierno en la Tierra, el mundo entero finalmente escuchará a Dios. La conclusión de la profecía en Ezequiel 27 y 28 pinta un hermoso cuadro de un mundo donde el espíritu maligno que ha motivado repetidamente a este Santo Imperio Romano ha sido removido.

Apocalipsis 17:14 también describe este inspirador resultado: “Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles”.

Sí, Jesucristo mismo prevalecerá sobre este imperio europeo. Pero en este momento, ¡se está elevando rápidamente a un aterrador estatus de superpotencia político-económica-militar! “Los que están con él” —el pueblo fiel de Dios— están proclamando hoy Su mensaje de advertencia al mundo: ¡El Sacro Imperio Romano se está levantando por última vez!

Alemania está a punto de repetir su oscura historia. De hecho, ¡la Biblia nos dice que será mucho peor que lo que ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial! (Mateo 24:21-22). ¡Pero está conduciendo al fin permanente de este poder y al establecimiento del maravilloso Mundo de Mañana! ▪


ALEMANIA Y EL SACRO IMPERIO ROMANO

Muchas personas están al tanto de las atrocidades cometidas por Alemania en la Segunda Guerra Mundial pero lo consideran como historia antigua. Estas personas ignoran por completo el legado que inspiró a Adolfo Hitler a crear su máquina de guerra nazi. Este surgimiento fue simplemente la resurrección reciente de un imperio guerrero con una larga y sangrienta historia. ¿Sabía usted que la Biblia profetizó de este régimen, así como del terrible resurgimiento de su última resurrección, en nuestros días?