Reciba nuestro boletín gratis

China, Missile

XINHUA/LIU BIN VIA GETTY IMAGES

China está construyendo silos de misiles a un ritmo ‘impresionante’

La rápida proliferación nuclear de China forma parte de una tendencia que está llevando a la Tierra por un camino peligroso.

China está construyendo 119 silos nuevos para misiles balísticos intercontinentales cerca de la ciudad noroccidental de Yumen, en una medida que refuerza significativamente al gigante asiático como amenaza nuclear, según imágenes satelitales comerciales publicadas por el Centro James Martin de Estudios sobre la No Proliferación en Monterey, California, el 2 de julio.

En comparación con los gigantes nucleares del mundo —Estados Unidos y Rusia— que poseen un total de 11.000 armas nucleares, el arsenal chino de 250 a 350 armas es relativamente modesto. Sin embargo, esta carrera por construir armamento nuclear podría ser una señal de intenciones peligrosas.

Según Jeffrey Lewis, experto en el arsenal nuclear chino, los silos cercanos a Yumen están probablemente diseñados para los misiles balísticos intercontinentales (icbm, por sus siglas en inglés) DF-41 de China. Con un alcance de hasta 15,000 kilómetros, estos misiles tendrían la capacidad de transportar armas nucleares chinas al territorio continental estadounidense. Y Lewis cree que esta amenaza incrementa en gran medida la credibilidad de la disuasión nuclear china.

“Si al conteo se añaden los silos que están siendo construidos en otras partes de China, el total asciende a unos 145 silos en construcción”, dijo Lewis al Washington Post. “Creemos que China está ampliando sus capacidades nucleares en parte para mantener una capacidad de disuasión que pueda sobrevivir a un primer ataque estadounidense con la cantidad suficiente para derrotar las defensas antimisiles de EE UU”.

Durante meses, funcionarios del Pentágono han estado sonando las alarmas cada vez más fuerte por los rápidos avances nucleares de China. Y su arsenal ha ido creciendo hasta incluir icbm móviles y de muy baja detectabilidad, así como submarinos con capacidad nuclear.

En abril, el comandante del Mando Estratégico de EE UU, el almirante de la Armada Charles Richard, calificó la “impresionante expansión” de China como una amenaza para la seguridad nacional. Aunque EE UU ha tenido que preocuparse por disuadir a Rusia durante años, esa tarea era algo manejable. Ahora debe disuadir también a una China cada vez más activa, que resulta ser un aliado cercano de Rusia.

Con su modesto arsenal militar, China tiene pocas posibilidades de igualar a EE UU o a Rusia. Pero está adoptando una doctrina de “disuasión limitada”, desarrollando una fuerza nuclear pequeña pero capaz de sobrevivir y que le permitiría contraatacar en caso de ataque.

Este deseo está fomentando una tendencia —la proliferación nuclear— que está llevando a la Tierra por un camino peligroso. Las armas nucleares presentan la posibilidad de eliminar toda la vida en la Tierra.

Consideremos a India y Pakistán como ejemplo. Con unas 300 bombas nucleares, controlan menos del 2% del arsenal nuclear mundial. Pero las consecuencias globales de una guerra nuclear entre ellos podrían devastar a todo el planeta.

Una sola bomba nuclear detonada en una ciudad importante mataría a cientos de miles de personas en minutos y potencialmente a millones después de varios días, semanas, meses y años. Las 300 bombas de India y Pakistán harían mucho más que eso. Producirían toneladas de humo que se elevarían por encima de las nubes, bloqueando la luz del sol y el calor. La temperatura del planeta bajaría, las precipitaciones disminuirían y la agricultura estaría en peligro.

Según el profesor de ciencias ambientales de Rutgers, Alan Robock, un conflicto de este tipo podría “producir tanto humo que las temperaturas caerían por debajo de los niveles de la Pequeña Edad de Hielo de los siglos xiv al xix, acortando la temporada de cultivo en todo el mundo y amenazando el suministro global de alimentos”.

Los que sobrevivieran a la guerra nuclear se enfrentarían a una hambruna generalizada, al aumento de los costos de los alimentos y del agua que quedaran, e inevitablemente a más conflictos por la escasez de recursos. A largo plazo, podrían morir miles de millones de personas.

Ahora imagine ese escenario a escala mundial, con todas las potencias nucleares detonando sus armas. No importaría cuántas bombas nucleares tenga Estados Unidos en comparación con China.

En la Segunda Guerra Mundial, dos bombas atómicas aseguraron la victoria de los Aliados. En una guerra nuclear total, el mundo entero perdería. Ese cosmocidio ha sido posible durante décadas; hasta ahora se ha evitado la crisis. Pero el impulso de China por tener una disuasión nuclear más fuerte demuestra que la amenaza está lejos de haber desaparecido. De hecho, la guerra nuclear mundial es cada vez más probable.

Ese es un escenario aterrador. Y es uno sobre el que Jesucristo profetizó específicamente: “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mateo 24:21-22).

El redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, comenta sobre esta escritura en su folleto El Armagedón nuclear está ‘a las puertas’ :

Muchas naciones tienen armas de destrucción masiva, incluyendo bombas nucleares. El profeta Daniel llamó a esto “el cabo del tiempo”, o como lo traduce Moffatt, “la crisis al cierre”; ¡la crisis de todas las crisis!

Todo esto está atado a la Gran Tribulación. (…)

¿Cuántos líderes cristianos oye usted que hablen de Mateo 24? ¡Éste es el mensaje profético más importante que Cristo dio cuando estaba en la Tierra! Ellos hablan continuamente acerca de la persona de Cristo, pero no de Su mensaje. (…)

¡Ninguna carne quedaría con vida (Mateo 24:22; traducción de Moffatt), si Cristo no interviene y detiene la Tercera Guerra Mundial!

Está claro que la principal preocupación no es qué nación tiene más bombas nucleares o silos de lanzamiento. Se trata de la supervivencia humana. Y nadie sobreviviría si no fuera por el retorno de Cristo. La fe en un poderío militar superior es equivocada. No traerá la liberación y ciertamente no traerá la paz. Pero la Biblia nos dice dónde debemos poner nuestra fe. Nos indica que la única razón por la que la raza humana sobrevivirá es gracias al retorno de Jesucristo.

Para comprender plenamente estas profecías y saber dónde poner su fe, solicite su ejemplar gratuito de El Armagedón nuclear está ‘a las puertas’, por Gerald Flurry. Estúdielo junto con su Biblia y compruebe la verdad por usted mismo.