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Ayudando al enemigo

Julia Goddard/La Trompeta

Ayudando al enemigo

Una nueva superpotencia está surgiendo en Europa, con el apoyo británico.

D os reuniones celebradas en Londres en julio cambiaron el curso de la militarización europea.

Durante toda una vida, Estados Unidos ha garantizado la seguridad de Europa. Tras impedir que Alemania conquistara Europa por segunda vez, los Aliados declararon que era su “propósito inflexible destruir el militarismo y el nazismo alemanes y garantizar que Alemania nunca más pudiera perturbar la paz mundial”. Cuatro años más tarde, se creó la Organización del Tratado del Atlántico Norte, tal y como resumió su primer secretario general, con el fin de “mantener a la Unión Soviética fuera, a los estadounidenses dentro y a los alemanes sometidos”.




Desde entonces, Estados Unidos ha proporcionado la mayor parte del poderío diplomático y militar de la otan, así como aproximadamente dos tercios de su presupuesto. Los otros 30 miembros, en conjunto, han contribuido con alrededor de un tercio.

Hoy en día, los soviéticos han desaparecido, nadie quiere que los alemanes estén sometidos y todos quieren a Estados Unidos fuera.

Pero los europeos siguen necesitando la protección de un ejército poderoso. Por eso ahora están construyendo el suyo propio.

Esto nos lleva de nuevo a Londres.

La conexión francesa

El Reino Unido desplegó la alfombra roja al presidente francés Emmanuel Macron del 8 al 10 de julio, en la primera visita oficial de un líder europeo desde que el Reino Unido abandonó la Unión Europea en 2020. Viajo con la realeza en un carruaje dorado, saludando a la multitud; cenó con el Rey y celebridades; y sermoneó al Parlamento sobre la insensatez del Brexit.

El verdadero significado de la visita fue un nuevo acuerdo sobre armas nucleares. Gran Bretaña y Francia poseen arsenales nucleares y, lo que es más importante, submarinos con misiles balísticos. Estas plataformas de armas se consideran la máxima garantía de la seguridad nacional. Por mucho que se cause la destrucción completa de una nación, si esta cuenta con un solo submarino en funcionamiento en algún lugar de los 300 millones de millas cúbicas de océano, puede hacer llover fuego nuclear sobre usted.

Por primera vez en la historia, Gran Bretaña y Francia se comprometieron a colaborar en su defensa nuclear. La Declaración de Northwood, que lleva el nombre del centro de mando de operaciones globales británico donde se firmó, establece que “cualquier adversario que amenace los intereses vitales de Gran Bretaña o Francia podría enfrentarse a la fuerza del poder nuclear de ambas naciones”.

Pero en realidad no se trata de Francia o Gran Bretaña. El hombre que planteó el tema del intercambio nuclear fue Friedrich Merz, canciller de Alemania.

Un acuerdo de defensa nuclear entre franceses y británicos es un paso hacia la extensión de su paraguas nuclear sobre Alemania.

El 22 de febrero, poco antes de las elecciones alemanas, Merz dijo: “Tenemos que discutir con los británicos y los franceses, las dos potencias nucleares europeas, si el reparto nuclear, o al menos la seguridad nuclear de el [Reino Unido] y Francia, también podría aplicarse a nosotros”. En su discurso de victoria electoral, Merz continuó con este tema: “Mi prioridad absoluta será fortalecer Europa lo más rápido posible para que, paso a paso, podamos lograr realmente ser independientes de Estados Unidos”.

Al día siguiente de alcanzar un acuerdo de coalición para formar su gobierno, Merz afirmó: “Compartir las armas nucleares es un asunto que debemos discutir”.

Alejarse de EE UU y obtener los servicios de un nuevo arsenal nuclear es una prioridad para los alemanes, y han conseguido que lo sea para Gran Bretaña y Francia. “Respondiendo al histórico llamado del futuro canciller alemán”, declaró Macron el 5 de marzo, “he decidido abrir el debate estratégico sobre la protección de nuestros aliados en el continente europeo a través de nuestra disuasión”.

Francia y Gran Bretaña son potencias nucleares desde hace más de 65 años. Pero sólo después de que el canciller alemán hiciera hincapié en el reparto nuclear firmaron una declaración sobre el intercambio de armas nucleares.

Lukasz Kulesa, del Royal United Services Institute [Instituto Real de Servicios Unidos], afirmó: “Sin duda, es una señal dirigida a Rusia y otros adversarios potenciales de que el Reino Unido y Francia pueden considerar una represalia nuclear en caso de ataque, pero no sólo contra cualquiera de esos dos países, sino que también hay una dimensión europea en esto”.

William Alberque, del Pacific Forum, calificó esta declaración como “la declaración más clara y firme que hemos escuchado nunca” de Francia “sobre su voluntad de proporcionar disuasión nuclear al resto de Europa”.

La coordinación de las armas nucleares con Francia es sólo un paso hacia la europeización de las armas nucleares británicas y francesas, tal y como lo ha pedido Merz. Alemania siempre ha deseado un acuerdo de este tipo.

En su libro de 1965 The Grand Design [El gran diseño], el segundo ministro de Defensa de alemania después de la Segunda Guerra Mundial, Franz Josef Strauss, hizo el llamado a “un Consejo Nuclear Europeo al que pertenezcan los ministros de Defensa de cada país. (…) Más alla de eso, debería crearse un arsenal nuclear europeo en territorio francés y, si Gran Bretaña participa, también en territorio británico”.

“Los países europeos de la otan tienen razón al interpretar en el texto del Tratado del Atlántico la obligación de buscar formas y medios en el futuro para hacer posible su defensa desde la propia Europa, al igual que EE UU es capaz de defenderse a sí mismo”, escribió Strauss. “Una Europa inadecuada e insuficientemente armada no beneficia a EE UU”.

Alemania está utilizando activamente el poderío militar restante de Gran Bretaña, no por una preocupación altruista que busca “beneficiar a EE UU”, sino para asumir un mayor poder e independencia de EE UU y, en última instancia, de Gran Bretaña.

Alemania entra en escena

El 17 de julio, una semana después de la visita de Macron, Merz realizó su primera visita oficial al Reino Unido desde que asumió el cargo. Alemania y Gran Bretaña firmaron su primer tratado de amistad y cooperación bilateral desde la Segunda Guerra Mundial. El Tratado de Kensington establece la cooperación en materia de intercambios culturales y educativos, migración y seguridad fronteriza, y cooperación comercial y económica, pero su principal énfasis está en la cooperación militar.

El primer ministro británico, Keir Starmer, señaló que el acuerdo es “el primero de este tipo” y una prueba de “la estrecha relación” que los une.

“El acuerdo pretende sustituir de alguna manera lo que alemanes y británicos han perdido como consecuencia del Brexit, algo que Merz sigue lamentando profundamente hasta el día de hoy”, escribió el diario alemán Bild. “La misión, por lo tanto, es acercar de nuevo la isla a nosotros, no solo en términos de seguridad y política económica, sino sobre todo en términos culturales”.

La agencia Associated Press señaló que el tratado llega “en un momento en que las naciones europeas intentan proteger a Ucrania, y a sí mismas, de una Rusia agresiva ante el vacilante apoyo de la administración del presidente Donald Trump, centrada en EE UU”.

Pero las partes más destacadas se centran en la defensa. El tratado incluye el compromiso de “ayudarse mutuamente, incluso por medios militares, en caso de ataque armado contra la otra parte”.

Muchos se preguntan por qué se incluyó esta cláusula, dado que ambos países son miembros de laotan, que ya incluye dicha obligación. Pero esa podría ser precisamente la razón por la que se incluyó: laotan podría fracasar y, si lo hace, Alemania y el Reino Unido seguirán estando vinculados por el tratado y Alemania permanecerá bajo el paraguas nuclear británico. Strauss, Merz y otros alemanes de ideas afines tienen lo que quieren, al menos sobre el papel: cualquiera que ataque a Alemania ahora se arriesga a sufrir un posible ataque nuclear por parte del Reino Unido.

El sustituto de la OTAN

Merz afirmó que la rápida sucesión de visitas de Francia y Alemania a Gran Bretaña “no es una coincidencia”. El tratado de amistad con Alemania establece específicamente que ambas partes “buscarán intensificar la cooperación trilateral con la República Francesa”.

Junto con el Tratado de Aquisgrán de 2019 entre Francia y Alemania, los británicos, franceses y alemanes están ahora vinculados por un triángulo de tratados fuera de la otan.

“El proyecto para el futuro de la defensa europea está incrustado en el nuevo ‘tratado de amistad’ de Gran Bretaña con Alemania”, escribió el Telegraph. “… Es un futuro que estará dominado por el ‘triángulo’ de Londres, Berlín y París, una asociación de las dos potencias nucleares de Europa con su nación más rica, que tiene planes para construir su ejército más fuerte”.

Ése es el acuerdo: Francia y Gran Bretaña proporcionan el paraguas nuclear; Alemania aporta el poderío industrial. Liberada de la obligación de un costoso programa nuclear, Alemania puede seguir construyendo su industria militar de clase mundial, influir en otras naciones a través de sus exportaciones de armas y construir para sí misma el ejército convencional más poderoso de Europa. O al menos así es como se ve en Londres.

Alemania ya desempeña este papel. Los holandeses han sometido todo su ejército al mando alemán. La República Checa está integrando una de sus dos brigadas de combate. Rumania está cediendo una brigada mecanizada. Alemania está creando un ejército europeo bajo su propio mando.

Los alemanes también se están integrando en la industria de defensa británica.

El Tratado de Kensington se basa en el Acuerdo de Defensa de Trinity House del año pasado y especifica que británicos y alemanes colaborarán en “estrategias nacionales de bioseguridad”, un sistema de armas de ataque de precisión con un alcance de 1.900 kilómetros, sistemas aéreos no tripulados, sistemas terrestres y contramedidas submarinas, así como en la formación de tripulaciones alemanas en aviones británicos P-8A. También establece que Gran Bretaña y Alemania desarrollarán conjuntamente tecnologías críticas de vanguardia, como la cuántica, la Inteligencia Artificial y la digital, los semiconductores, las capacidades espaciales, la conectividad avanzada, la fusión y las soluciones energéticas sostenibles, incluyendo las tecnologías de baterías…”.

Estos acuerdos están dando resultados tangibles. El Acuerdo de Defensa de Trinity House allanó el camino para una nueva fábrica de cañones de artillería Rheinmetall en el Reino Unido. En virtud del mismo acuerdo, la emergente empresa militar alemana Helsing abrirá este año la primera fábrica Resilience del Reino Unido para mejorar las capacidades de Inteligencia Artificial de los dos ejércitos y producir cientos de mini drones submarinos.

Gran Bretaña está ahora entrelazada con las empresas militares alemanas y depende cada vez más de ellas.

Aumento repentino

La sustitución de la otan, especialmente de su elemento de defensa nuclear estadounidense, debe realizarse con cuidado. Casi al mismo tiempo que estas reuniones, el Consejo Alemán de Relaciones Exteriores señaló en Internationalepolitik que Gran Bretaña y Francia, incluso en su momento más generoso, no pueden hacer todo lo que hace EE UU.

Por ejemplo, Gran Bretaña y Francia poseen armas nucleares de alto rendimiento pero carecen de armas pequeñas. Esto es un problema, ya que las bombas más pequeñas son más “utilizables”. Detonar sobre un enemigo un arma nuclear estratégica capaz de destruir una ciudad podría provocar la ira de todo el mundo. Utilizar una ojiva táctica más pequeña sobre parte del ejército enemigo sería más defendible desde el punto de vista diplomático.

Los líderes europeos creen que necesitan armas nucleares más pequeñas para disuadir o responder a las armas nucleares de bajo rendimiento de Rusia. Actualmente, tendrían que responder con armas convencionales o con una bomba nuclear mucho más grande que podría desencadenar una guerra nuclear. Los misiles Air-Sol Moyenne Portée-Ameliore de Francia están diseñados para ser más bien un disparo de advertencia, pero en su configuración más baja siguen siendo más de 300 veces más potentes que las bombas nucleares B-61 estadounidenses estacionadas en Europa. Francia y Gran Bretaña también tendrían dificultades para proporcionar la enorme cantidad de bombas nucleares y la red de alerta temprana que tiene EE UU.

Por lo tanto, Europa sigue necesitando las bombas estadounidenses, al menos por ahora. “Francia no puede y no pretende sustituir a EE UU con su arsenal; sin embargo, los europeos podrían encontrarse algún día en una situación en la que EE UU renuncie por completo a su función protectora. Así pues, el mayor reto es dar forma a los cambios sin que Europa caiga en una ‘brecha disuasoria’ y quede expuesta a la agresión rusa sin protección. El dilema consiste en mantener a EE UU en la disuasión europea mientras se desarrollan alternativas, sin dar a Washington la impresión de que ya no es necesario”(Internationalepolitik).

Alemania debe construir discretamente sus propios sistemas de armas para sustituir por completo la contribución estadounidense a la otan. Sólo cuando esto se haya completado podrá revelarlo al mundo. Revelarlo demasiado pronto supondría el riesgo de ahuyentar a sus protectores estadounidenses antes de que sus defensas estén completas.

Un error nuclear

Gran Bretaña confía en otros países para su supervivencia. Ya le cuesta mantener al menos uno de sus envejecidos submarinos nucleares en el mar en todo momento. ¿Podría “resolver” el problema formando equipo con Francia? Entonces Francia, y por extensión Alemania, sabrían exactamente cuán débil es Gran Bretaña y cuándo es más vulnerable.

EE UU ha ido aún más lejos. Ha estacionado bombas nucleares en los Países Bajos, Bélgica, Alemania, Italia y Turquía. En teoría, EE UU tendría que aprobar su uso, pero estas armas llevan años almacenadas en bases extranjeras. El ejército estadounidense está gastando miles de millones de dólares más para actualizarlos, y ha vendido a Alemania, Países Bajos, Bélgica e Italia su caza furtivo de última generación para lanzar estas bombas: el F-35, algunos de cuyos componentes son fabricados por Rheinmetall. Gran Bretaña podría seguir el ejemplo de EE UU y depositar una confianza cada vez mayor en Alemania.

Estas armas podrían desencadenar una guerra que acabaría con el mundo. “EE UU está dando a Alemania acceso a sus armas más avanzadas y letales”, advirtió el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, en 2022. “La pregunta crucial es: ¿tiene EE UU realmente el control de esas bombas?”, (“Estados Unidos confía a Alemania cazas furtivos nucleares”, la­Trompeta.es/1/wcoin).

A lo largo de la historia, las naciones se han traicionado y apuñalado por la espalda de forma habitual. Hoy en día contamos con una tecnología más moderna que nuestros antepasados, pero no somos mejores personas. Tenemos la misma naturaleza humana con los mismos defectos. La gran diferencia es que el poder destructivo de la tecnología moderna significa que un solo acto de traición podría aniquilar a toda una nación.

Estos nuevos acuerdos también rompen con más de 600 años de política exterior británica, que consiste en mantener a Europa dividida. Si alguna potencia o alianza dominaba, Gran Bretaña automáticamente la consideraba una amenaza y se aliaba con potencias menores para debilitarla. Ahora Gran Bretaña se está subordinando a una nueva alianza europea liderada por Alemania.

Starmer y otros líderes británicos también están rechazando directamente la advertencia que el primer ministro Winston Churchill y el presidente Franklin Roosevelt lanzaron cerca del final de la guerra más destructiva de la historia mundial. Lejos de impedir el militarismo alemán, Gran Bretaña lo está potenciando. Estos nuevos tratados fueron tan poco controvertidos que apenas fueron noticia. Casi todo el mundo ha dejado atrás la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, la Biblia lanza una advertencia aún más específica. Y basándose en estas profecías, el difunto Herbert W. Armstrong y ahora Gerald Flurry han advertido a Gran Bretaña y a EE UU que Alemania iniciará la Tercera Guerra Mundial. Muchos detalles de sus advertencias basadas en la Biblia coinciden con lo que Gran Bretaña está haciendo ahora.

La mayoría de las Iglesias ignoran las profecías bíblicas. Sin embargo, Jesucristo fue un profeta. Sus discípulos le preguntaron qué ocurriría en el “fin del siglo”, y Él respondió con gran detalle (Mateo 24 y 25).

Los cristianos ignoran en su mayoría las profecías de Cristo. No pueden entenderlas porque carecen de la llave maestra. “Esta llave es el asombroso conocimiento de la identidad de los pueblos de Norteamérica e Inglaterra, al igual que el de Alemania en las profecías bíblicas”, escribió el Sr. Armstrong. “¡Esta asombrosa y pasmosa identidad es la prueba más contundente de la inspiración y autoridad de la Santa Biblia! ¡Al mismo tiempo, es la prueba más contundente de la muy activa existencia del Dios viviente!” (Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía).

La gran traición

Como demostró el Sr. Armstrong en ese libro, esas dos naciones descienden del antiguo Israel. La Biblia está llena de profecías específicas que nunca fueron cumplidas por los judíos. Eso ha llevado a algunos rechazar la Biblia. Pero los judíos descienden de una sola tribu de Israel: Judá. Muchas profecías se cumplen a través de la tribu de José, que hoy en día es principalmente el Reino Unido y EE UU. Dios prometió una gran riqueza material a los descendientes de Abraham junto con sus promesas aún más valiosas de salvación espiritual. Esas promesas son la razón por la que Gran Bretaña y EE UU se hicieron ricos y poderosos.

Sin embargo, en lugar de dirigir el mundo hacia Dios, esas naciones lo rechazaron. Por eso Dios está permitiendo que el Sacro Imperio Romano resurja en Europa. Esta potencia castigará y atacará a Gran Bretaña y a EE UU. Apocalipsis 17 describe esta potencia en detalle. Adolfo Hitler lideró una de estas resurrecciones. También lo hizo Carlomagno, que gobernó lo que hoy es Alemania y Francia desde su capital en Aquisgrán. Francia y Alemania revivieron deliberadamente esa historia cuando firmaron su tratado de cooperación en esa ciudad.

En lugar de acudir a Dios, Gran Bretaña busca protección en este nuevo poder en ascenso. El Sr. Armstrong explicó que, al hacerlo, estamos violando el primer y gran mandamiento: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37).

“Como nación, hemos violado ese mandamiento”, dijo en un programa de televisión en la década de 1980. “Creo que sinceramente pensamos —nos hemos engañado a nosotros mismos al pensar— que nos han engañado para que creamos que realmente confiamos en Dios. Pero entonces, pensamos que Dios es una especie de mito y que está muy lejos. (…) Debemos depender de algo que podamos ver. Y ahora tenemos tanto miedo de Rusia que el gobierno de EE UU cree que debe asumir lo que llamamos un ‘riesgo calculado’ (…) e intentar fortalecer a Alemania y a Europa Central contra Rusia”.

EE UU ha permitido que Alemania se levante gracias a su paraguas defensivo. Gran Bretaña ahora le está ayudando a liberarse de EE UU y a independizarse.

“¡Qué ingenuo es EE UU al confiar este inmenso poderío militar a naciones que tan recientemente, y a lo largo de la historia, han demostrado ser enemigas del mundo libre!”, escribió El Sr. Flurry sobre la decisión de EE UU de compartir armas nucleares con Alemania. “La confianza que EE UU deposita en Alemania es absolutamente condenada por la Biblia. ¿Por qué? Porque está confiando en otras naciones en lugar de confiar en Dios”.

La Biblia profetizó exactamente este pecado. El libro de Ezequiel ofrece una de las profecías más detalladas al respecto. Habla de “Ahola” y “Aholiba”, tipos de dos naciones modernas de Israel, EE UU y Gran Bretaña. De Ahola afirma: “... cometió fornicación aun estando en mi poder; y se enamoró de sus amantes los asirios” (Ezequiel 23:5). Asiria, como hemos demostrado hace tiempo, ¡es la Alemania moderna!

La profecía de Ezequiel advierte que Aholiba “se enamoró de los hijos de los asirios sus vecinos, gobernadores y capitanes, vestidos de ropas y armas excelentes, jinetes que iban a caballo, todos ellos jóvenes codiciables” (versículo 12). Ellos acuden al ejército alemán por protección.

“EE UU y Gran Bretaña se han convencido a sí mismos de que ellos tienen una maravillosa amistad con los alemanes”, escribió el Sr. Flurry en “Alemania está traicionando a Gran Bretaña, otra vez”. “Pero ¿es esto cierto? Si usted observa lo que acaba de pasarle a Gran
Bretaña, ¡se da cuenta que no es verdad! El versículo 9 revela el terrible resultado de su relación inmoral: ‘Por lo cual la entregué [a Ahola, que representa a EE UU y Gran Bretaña] en mano de sus amantes, en mano de los hijos de los asirios [Alemania], de quienes se había enamorado’. En cierta forma, esto ya ha ocurrido para Gran Bretaña. Pero observe a medida que esta profecía se cumple en su totalidad. Está por volverse mucho peor” (La Trompeta, febrero-marzo de 2012).

Oseas 5:13 brinda una perspectiva adicional: “Y verá Efraín su enfermedad, y Judá su llaga; irá entonces Efraín a Asiria, y enviará al rey Jareb; mas él no os podrá sanar, ni os curará la llaga”.

“Oseas profetiza que Judá herida y Efraín enfermo acudirán a Alemania en busca de ayuda. ¿Por qué?”, pregunta el Sr. Flurry en su folleto acerca de Oseas. “¡Porque EE UU está aún más enfermo que ambos y no puede ser de ninguna ayuda en ese momento! La debilidad mortal de estas tres naciones conduce a su destrucción por parte de Alemania, al mismo tiempo”.

Como resultado, Gran Bretaña busca ayuda de su enemigo de la Segunda Guerra Mundial, desafiando las advertencias y promesas de Dios.

Oseas 8:5-6 proporciona otra dimensión fascinante. En esta profecía, Dios condena al “becerro de Samaria”, un ídolo fabricado por sus hábiles artesanos.

“Es bien sabido que Inglaterra destaca por su capacidad técnica”, escribe el Sr. Flurry. “Uno de sus mayores logros ha sido el desarrollo de la energía nuclear para usos domésticos y militares. ¿Podría ser éste el becerro de Gran Bretaña? ¿Podría Gran Bretaña pensar que su energía nuclear le permitirá superar otra guerra? (…) Inglaterra confía en sus ‘artesanos’ para su protección en lugar de Dios. Ellos adoran su capacidad técnica, ‘besan a los becerros” (ibíd.).

Ya sean nuestros propios dispositivos nucleares o amantes extranjeros, buscamos protección en cualquier cosa menos en Dios. Confiar en Él es impensable hoy en día.

Oseas 10:6 dice: “Aun será él llevado a Asiria como presente al rey Jareb; Efraín será avergonzado, e Israel se avergonzará de su consejo”. “La palabra ‘él’ se refiere a los ídolos de Gran Bretaña”, escribe el Sr. Flurry. “¿Podría esto referirse a que la gran capacidad técnica de Gran Bretaña es llevada a Alemania?”. ¿Podría incluso referirse a que esas armas nucleares se le entregan a Alemania y luego este país las utiliza?

Estamos cometiendo errores catastróficos que destruyen la nación. Sin embargo, como Dios también dice: “Te perdiste, oh Israel, mas en mí está tu ayuda” (Oseas 13:9). Dios está permitiendo esto porque conducirá al momento en que “Efraín dirá: ¿Qué más tendré ya con los ídolos?…” (Oseas 14:8). Gran Bretaña aprenderá la dolorosa lección de no confiar en nada excepto en Dios. En ese momento, Dios podrá finalmente instruir a la nación y al mundo en el camino de vida que trae alegría, abundancia y bendiciones.

ESTADOS UNIDOS Y GRAN BRETAÑA EN PROFECÍA

La gente del mundo occidental estaría sorprendida y boquiabierta, ¡si lo supieran! Los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australasia y África del Sur pondrían en marcha gigantescos programas de protección, ¡si lo supieran! ¡Ellos podrían saberlo! ¡Pero, no lo saben! ¿Por qué?