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SEBASTIEN BOZON/AFP/GETTY IMAGES

Alemania: transformada por las crisis

En editoriales, publicaciones en línea y cervecerías, el sentimiento es el mismo: nuestros líderes son lamentablemente incapaces. Algo debe cambiar.

U nfähig, machtlos, selbstsüchtig: incompetente, incapaz, egoísta. Así es como muchos alemanes describirían su gobierno en este momento. Katastrophe es como resumirían la respuesta del gobierno al coronavirus y su preparación para las recientes inundaciones sin precedentes. Algunos lo dicen en privado, otros en público. Y algunos se están impacientando. Una encuesta publicada el 17 de mayo mostró que más alemanes que nunca (61,5%) deseaban un gran cambio dentro del gobierno federal.

Alemania ha pasado de la crisis del euro a la crisis de los refugiados, a la crisis del coronavirus y a la reciente crisis de las inundaciones. Cada una ha transformado a los alemanes.

Los alemanes aman la estabilidad y los líderes fuertes, especialmente en tiempos inestables. La prolongada falta de ese liderazgo los ha agitado gravemente. Es una alarmante repetición de la historia.

En septiembre, los alemanes votarán en las elecciones nacionales, con la esperanza de que un líder dirija a la nación a través de aguas turbulentas. Angela Merkel, canciller durante los últimos 16 años, no volverá a postularse, por lo que la estabilidad que proporcionó desaparecerá. En los últimos meses, ella ha sido casi invisible en la campaña de su partido. Su salida de la política se produce cuando el estado de ánimo alemán está listo para cambios drásticos.

Inundaciones récord

El 16 de julio, cuando Europa central se vio afectada por inundaciones devastadoras, la ministra de Defensa alemana, Annegret Kramp-Karrenbauer, declaró una alerta de desastre militar. Ríos de agua se precipitaron por las ciudades principales, la gente fue evacuada, las casas destruidas y los trabajadores de emergencia fueron llevados al límite, incluso algunos perdieron la vida. Se confirmó la muerte de unas 200 personas y se informó que 1.300 desaparecieron durante el apogeo de las inundaciones. El daño se estimó en miles de millones.

El desastre no pudo haber llegado en peor momento. Tras meses de bloqueos, las reservas económicas de Alemania son escasas y la confianza en el gobierno es mínima.

Las inundaciones también afectaron a Renania del Norte-Westfalia, el estado natal del candidato a canciller Armin Laschet. El ejército alemán utilizó tanques para limpiar los escombros de las calles.

Las inundaciones en el pasado han cambiado los resultados de las elecciones. Cuando los ríos Elba y Oder se desbordaron en 2002, el canciller Gerhard Schröder acudió como encargado de la crisis y usó su poder para ayudar a su gente. Su rival, el primer ministro del estado de Baviera, Edmund Stoiber, no estaba en condiciones de marcar la diferencia y perdió las elecciones por poco.

En los primeros días de las recientes inundaciones, Laschet no logró causar tal impresión. Pero pudo brindar alivio económico a su propio estado, mientras que otros sólo pudieron hacer promesas. Los Verdes, rivales de Merkel y la Unión Demócrata Cristiana (cdu) de Laschet, esperaban usar la inundación para ganar puntos políticos, pero las encuestas indican que fallaron; incluso algunos consideraron inapropiados sus intentos.

En una encuesta de Forsa/rtl/n-tv del 21 de julio sobre cuál de los candidatos debería reemplazar a Merkel, la respuesta más popular, con un 44%, fue “ninguno de los anteriores”. En la crisis, los alemanes buscaron liderazgo y no lo encontraron. Si bien aún está por verse el efecto en las elecciones, el efecto en el estado de ánimo del público ya es claro.

Muchos alemanes y medios de comunicación culparon al gobierno de no hacer lo suficiente para advertir a los ciudadanos y brindar ayuda. El Sistema Europeo de Alerta de Inundaciones emitió advertencias, pero aún así muchos residentes fueron tomados por sorpresa. Algunos señalaron que era una falla monumental del sistema. Una hidróloga le dijo a Science: “[Los investigadores] nos felicitábamos estúpidamente por pronosticar algo con tanta antelación. (…) Se suponía que sería realmente útil. No deberíamos ver esta cantidad de personas muriendo en 2021 por las inundaciones. Simplemente no debería estar sucediendo” (20 de julio).

Las inundaciones son comunes en Alemania. Entonces, ¿por qué no estar mejor preparados para tal crisis? Algunos lo atribuyen a las preocupaciones por la privacidad. Mientras que otros países advierten rutinariamente a los ciudadanos a través de mensajes de texto masivos, los legisladores alemanes se han resistido a tales medidas. Pero pocos días después de las inundaciones, las prioridades cambiaron y la nación dio luz verde a los proveedores de telefonía móvil para enviar mensajes de emergencia a áreas específicas.

Éste es sólo un pequeño ejemplo de cómo una crisis puede cambiar a Alemania. Una vez que la gente se siente impotente, renuncia rápidamente a sus libertades en favor de un gobierno más fuerte.

La crisis del coronavirus reveló una tendencia similar.

Disfunción y pandemia

A pesar de que Alemania cuenta con una economía, una infraestructura médica y una industria farmacéutica de primera clase, su gestión del brote de covid-19 ha sido una crisis en sí misma. Políticos, comentaristas y ciudadanos comunes coinciden en que esta crisis es autoinfligida. No culpan a políticos o partidos individuales, sino a su forma de gobierno.

El Sr. Laschet fue elegido líder del partido de la cdu el 16 de enero y ahora se encuentra en una posición privilegiada para convertirse en el próximo canciller. Como tal, los ojos de millones de personas estaban sobre él en los meses de crisis de principios de 2021. Pero cuando se necesitaba liderazgo, Laschet no estaba por ningún lado. Los alemanes en crisis lo escucharon decir que estaba “contemplando” qué hacer. Esto le hizo pasar de ser simplemente impopular entre el alemán promedio a ser un hazmerreír: el hashtag de las redes sociales #laschetdenktnach (“contemplaciones de Laschet”) fue tendencia en Alemania.

Pero está ocurriendo algo más serio: la demanda de un liderazgo decisivo está aumentando. Muchos alemanes creen que el coronavirus está matando a miles como consecuencia directa del fracaso del gobierno. Algunos dicen que el gobierno está implementando bloqueos de manera intrascendente, fortuita e irresponsable. Además, algunos políticos se han beneficiado de la crisis a través de negocios dudosos y franca corrupción. Es como si el coronavirus expusiera debilidades en el propio sistema alemán.

En “Germany Is Facing an Epic Identity Crisis” (Alemania se enfrenta a una crisis de identidad épica), Thomas Kielinger escribió: “Después de 16 años en el poder, el legado de Angela Merkel es un país desorientado y dividido. Nuestra lamentablemente inadecuada respuesta a la pandemia de covid está erosionando aún más la consagrada percepción de la excelencia alemana en materia de organización” (Telegraph, 4 de abril).

El 20 de marzo, la historia de portada de Der Spiegel fue “Descenso de un Estado: la nueva incompetencia alemana”. Preguntó: “¿Por qué no podemos controlar el desastre del coronavirus? Se trata de algo más que de escándalos y contratiempos: la debilidad sistémica de la república se está revelando y la paciencia de los ciudadanos ha llegado a su fin. (…) Se está produciendo un duro despertar, unido al resentimiento contra los políticos” (traducción de la Trompeta en todas partes).

Sin embargo, para muchos es un resentimiento contra todo su sistema de gobierno.

En “La debilidad del federalismo: hacer que Alemania esté por fin preparada para las crisis” (2 de abril), Martin Knobbe de Spiegel escribió: “El federalismo a pequeña escala de Alemania está fallando en la pandemia del coronavirus”. Él elogió el modelo de Estado pequeño de la nación por considerarlo “una historia de éxito que se remonta a siglos” y describió la era de Hitler como “una advertencia para hoy de lo que puede hacer un monopolio del poder a la cabeza del Estado”. Sin embargo, la Ley Básica de la nación, redactada con la ayuda de los Aliados en 1948 para evitar el surgimiento de dictadores, está resultando “disfuncional” en la era de la pandemia.

Knobbe razona que todo el modo de gobierno de la nación debe cambiar “para equipar a Alemania para desafíos especiales, para crisis extraordinarias, de las que probablemente habrá más y no menos en el futuro”.

Un ejemplo: durante la pandemia, la canciller Merkel estaba liderando un camino mientras los primeros ministros de los estados eligieron los suyos propios. En la mayoría de los casos, ésta es una señal de una democracia que funciona, pero molestó visiblemente a la Sra. Merkel. En una entrevista el 28 de marzo, amenazó a los 16 primeros ministros estatales de Alemania: si no apoyaban las medidas del gobierno nacional contra el coronavirus, ella tendría que “considerar si se encuentran [otras] formas” de impulsar las decisiones, tal vez dándole a la legislatura nacional “un papel más importante”. Estaba exigiendo nada menos que una gran transferencia de poder de los estados alemanes al gobierno nacional.

En abril, Alemania terminó aprobando la enmienda que exigían Merkel y otros. El poder de hacer cumplir los bloqueos estaba centralizado en Berlín. Cuando se convirtió en ley, el periódico más popular de Alemania, Bild, lo llamó “¡Una hora negra para la libertad!”.

Se dice que el traspaso del poder del pueblo y los estados al gobierno central es sólo temporal y sólo para los cierres durante las pandemias. Pero el umbral se ha traspasado. En tiempos de paz, los alemanes se contentan con la democracia, pero en la crisis buscan algo más parecido a la autocracia.

Espere que el gobierno central disponga de ese poder cuando le plazca.

En crisis, las libertades se desvanecen

Antes, las protestas eran un incentivo para que el gobierno cambiara sus políticas; hoy, parecen ser una excusa para aumentar el poder gubernamental. Los ciudadanos hartos de las restricciones han marchado por las calles. Las autoridades han respondido intentando encerrarlos.

El 28 de abril, la Oficina Federal para la Protección de la Constitución advirtió que desde que el gobierno comenzó a aplicar medidas para contener la pandemia de covid-19, el “orden democrático de la nación, así como las instituciones estatales (…) enfrentaron múltiples ataques”. Por esta razón, el servicio secreto nacional puso a ciertos ciudadanos bajo vigilancia en todo el país. Esta vigilancia incluye reuniones de seguimiento, interceptación de correos electrónicos e incluso control de cuentas bancarias y flujos financieros.

Dicha vigilancia se ha utilizado contra extremistas de izquierda y de derecha, así como contra islamistas que representan una amenaza terrorista. Ahora el gobierno está apuntando a un movimiento llamado Querdenker (“Pensadores laterales”), que, afirma, está provocando una “deslegitimación antidemocrática o que pone en peligro la seguridad del Estado”, según Spiegel Online. Este movimiento no encaja en ninguna de las categorías establecidas previamente y recibe apoyo de personas de orígenes muy diversos. Sin embargo, millones de ciudadanos que apoyan los cierres han criticado el movimiento Querdenker, así que no se espera mucha reacción por parte de la población en general.

Aún así, éste es un hecho alarmante. Si se puede vigilar a los partidarios de Querdenker por “deslegitimar al Estado”, ¿qué alemán es inmune a la vigilancia? Quienquiera que sea crítico del gobierno puede estar en la mira.

En la Trompeta de julio de 2020, el redactor jefe Gerald Flurry advirtió sobre las primeras etapas de este enfoque dictatorial: “Los líderes europeos se comportan cada vez más como dictadores y asumen poderes dictatoriales. La gente de Europa está siendo condicionada a aceptar más liderazgo tiránico”.

Ahora vemos que los Estados europeos intentan obligar a los ciudadanos a vacunarse. Éstas y otras medidas habrían sido impensables si no fuera porque los medios de comunicación han exagerado la amenaza de covid. Una vez más, una crisis ha transformado a las naciones.

Crisis de refugiados

Eclipsada por las recientes inundaciones y la crisis del coronavirus hay otra crisis demoledora que ya ha transformado a Alemania y Europa, pero que está lejos de terminar: la inmigración.

En la primera mitad de 2021, el número de inmigrantes que llegaron a Italia fue tres veces mayor que durante el mismo período del año pasado. Entre principios de año y el 10 de junio, las autoridades contabilizaron 15.252 migrantes en barco que llegaron a la costa de Italia, lo que supone un aumento de siete veces con respecto a 2019 (pero todavía una fracción de lo que Italia experimentó en el pico de la crisis de refugiados en 2015).

Se avecina la próxima crisis de refugiados. Tras la retirada de las fuerzas de la otan, la violencia está aumentando en Afganistán. Los enfrentamientos entre los talibanes y el gobierno afgano hacen que cada vez más personas huyan del país. Mientras muchos buscan escapar a Turquía, Europa será su próximo destino. El 27 de julio, Welt de Alemania preguntó: “¿Está Europa en peligro del próximo 2015?”

Con cada ola migratoria, los europeos están cada vez más preocupados por perder una parte de su identidad. Cada vez más personas están dispuestas a recurrir a extremos: ataques a refugiados; centros de refugiados incendiados; partidos de extrema derecha elegidos en los parlamentos nacionales.

Los gobiernos de toda Europa están aprobando más leyes antiterroristas y endureciendo sus métodos de control de migrantes. Están introduciendo nuevas medidas de vigilancia y otorgando más poder a las autoridades de seguridad. Entre bastidores, los estrategas militares se preparan para hacer frente al problema.

Sin la crisis, estas tendencias habrían sido impensables en una Europa multicultural y tolerante.

Crisis del euro

Todas estas crisis han creado serias preocupaciones financieras para Alemania y han mantenido a su gobierno y a su gente fuera de balance. Alemania está rodeada de economías en quiebra, todas unidas por una moneda común, el euro. Alemania se vio obligada repetidamente a rescatar a países europeos tras la crisis económica de 2008.

La covid-19 también ha provocado una epidemia de deuda en Europa. Con excepción de Irlanda, todos los países que necesitaron un rescate en la última crisis económica ahora tienen problemas de deuda aún peores. Incluso grandes economías como Italia y Francia están en grave peligro. En toda la eurozona, la deuda pública ha aumentado en 1,3 billones de dólares. Gran parte del sur de Europa sólo se mantuvo a flote gracias a que el Banco Central Europeo imprimió 1,3 billones de euros (1,5 billones de dólares estadounidenses). Esto ha hecho que los alemanes estén muy preocupados de que la inflación galopante pueda destruir pronto sus ahorros.

“Muchos expertos dirán que Europa está cerca de desmembrarse”, escribió el Sr. Flurry el año pasado. “Si la respuesta de estas naciones al coronavirus no causa un colapso económico inmediato, la deuda que están acumulando vencerá en algún momento. Alguna clase de crisis financiera es inevitable. Cuando ésta llegue, ¡observe lo que sucede! Una crisis como la actual es exactamente lo que los líderes europeos han ansiado tener, ¡para forjar un superestado europeo!” (ibid.).

Es precisamente una crisis financiera de este tipo la que se necesita para transformar a Europa en la potencia federal única con la que soñaron sus fundadores. “Los fundadores del proyecto europeo sabían que al crear el euro (la moneda europea unificada) sin todos los otros aspectos de un gobierno unificado, provocarían una crisis económica”, escribió El Sr. Flurry. “Sin embargo, aun así, procedieron deliberadamente con su plan, ¡sabiendo que esa crisis les proveería el pretexto para transformar a Europa en una superpotencia!”.

Jean Monnet, padre fundador de la UE, dijo: “Europa se forjará en las crisis y será la suma de las soluciones que se adopten”. El ex ministro de Finanzas alemán Wolfgang Schäuble dijo: “La crisis representa una oportunidad. Europa siempre avanza en tiempos de crisis. A veces se necesita un poco de presión para que se tomen ciertas decisiones”.

La crisis del euro ha allanado el camino para que una crisis peor golpee a Alemania. La economía de Alemania depende, como tantas otras, del dólar estadounidense. Cuando explote la bomba de la deuda de la Reserva Federal de EE UU, también dejará al sistema europeo en ruinas. Cuando esto ocurra y los europeos caigan en la desesperación, una nación emergerá como el líder natural para resolver la emergencia: Alemania.

Las altas esferas en Alemania saben que esto se avecina. Saben que toda Europa buscará soluciones en su nación. También saben que el pueblo alemán está harto de un liderazgo débil y de rescatar a otros países; no quieren arriesgar sus ahorros para salvar a los griegos. Todos los problemas recientes de Alemania están a punto de culminar en una crisis decisiva. Está profetizado que esto unirá a Europa en una versión más elegante y reducida de la Unión Europea. Los líderes europeos suelen hablar de una “Europa de dos velocidades” o de una “Europa central”, pero se necesitará una crisis para convertir estos sueños en realidad. También hará falta un liderazgo fuerte.

Eso es exactamente lo que la profecía bíblica dice que Europa está a punto de recibir.

Profecía bíblica

Todas las crisis mencionadas hacen que los europeos se den cuenta de que sus líderes no pueden resolver sus problemas. Cada vez están más a favor de un régimen autoritario. Ya estamos viendo el auge de hombres fuertes y un impulso hacia el autoritarismo en Europa.

“Sin embargo, estos hombres fuertes en ascenso aún no están unidos como la Biblia dice que lo estarán”, escribió el Sr. Flurry el año pasado. “El Sacro Imperio Romano aún carece de su líder dominante”.

Durante siglos, los europeos vivieron bajo el dominio dictatorial del Sacro Imperio Romano. La Trompeta advierte a menudo que Europa está volviendo a esta forma de gobierno. Cuando surgió la covid-19, el Sr. Flurry advirtió que la reacción de Europa aceleraría ese resultado.

La Biblia profetiza el surgimiento de un imperio europeo en el tiempo del fin. El libro de Daniel enfatiza repetidamente que está escrito para el tiempo del fin (p. ej., Daniel 12:4, 9). Aunque Daniel 11 contiene historia, Jesucristo mismo hizo referencia a ese capítulo y dijo que contiene profecía para el tiempo del fin (Mateo 24:15). Daniel 11:21 describe a un líder alemán fuerte que llega al poder a través de “halagos”. Un pasaje paralelo en Daniel 8:23 dice que este hombre es “un rey altivo de rostro y entendido en enigmas”. Otras escrituras muestran que esto se refiere al líder de un poder de la bestia europea (solicite nuestro folleto gratuito ¿Quién o qué es la bestia profética?). Basado en esta profecía, el Sr. Flurry ha proclamado audazmente que Alemania, una vez más, se unirá bajo un hombre fuerte que camina en la tradición de Carlomagno, Hitler y otros dictadores.

La Biblia revela que un hombre fuerte se aprovechará del ansia de la gente por un liderazgo fuerte en tiempos de crisis y ofrecerá soluciones y estabilidad a una Alemania desesperada y una Europa dividida. El cristianismo dominante ha ignorado estas profecías del tiempo del fin. Sin embargo, los acontecimientos actuales en Alemania coinciden perfectamente con lo que la Biblia profetizó hace miles de años.

Apocalipsis 17 también describe esta potencia europea. Lo compara con una bestia, el simbolismo bíblico de un imperio, que sube y baja continuamente. Este imperio está dirigido por una mujer, el símbolo bíblico de una iglesia. Sólo Europa tiene una historia de una serie de imperios dirigidos por una Iglesia. Los versículos 12-13 profetizan que en su última fase, 10 naciones o grupos de naciones europeas se someterán al gobierno de un líder fuerte. Sin duda, esto será el resultado de una serie de conmociones y crisis.

¿Estamos a punto de ver cumplida esta asombrosa profecía?

Nubes oscuras se ciernen sobre Alemania. Pocos especulan sobre cómo será la nación cuando estalle la tormenta. Está a punto de pasar de una democracia a una autocracia, y toda Europa cambiará con ella. Cuando vea surgir una Alemania transformada, recuerde el pronóstico de la Trompeta.

Este cambio puede ocurrir poco después de las elecciones alemanas de septiembre. Puede que Armin Laschet gane, incluso puede ser uno de los 10 reyes, pero es poco probable que satisfaga el anhelo de Europa de un liderazgo fuerte. La Trompeta está esperando que otro hombre se convierta en el líder fuerte profetizado. Karl-Theodor zu Guttenberg se ha preparado durante mucho tiempo para sacar a Europa de una crisis financiera. A medida que se intensifican las crisis de Europa, esté atento al ascenso de este hombre al poder. No pierda de vista a Alemania.

Mientras ve cómo se desarrollan estos eventos, recuerde que los mismos pasajes que profetizan de este cambio radical y peligroso en Alemania también dicen que sucederá justo antes de la Segunda Venida de Jesucristo, el “Príncipe de los príncipes” (p. ej., Daniel 8:23-25). A su regreso, se establecerá el Reino de Dios (Daniel 2:44). Se avecinan días oscuros, ¡pero después de la tormenta viene la esperanza! 


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