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China flag

Getty Images

20 años desde la entrega de Hong Kong

Desde que Gran Bretaña cedió el control a China, ¿está Hong Kong mejor?

Momentos antes de la media noche, el 1º de julio de 1997, el himno nacional británico resonó con triunfo incongruente, a través de los pasillos de la extensión del Centro de Convenciones de Hong Kong, y la bandera rojo, blanco y azul del Reino Unido era bajada de su asta. Cuando el acorde final del himno se desvaneció hasta el silencio, el reloj marcaba un nuevo día. Los músicos entonces lanzaron el himno nacional de China, la “Marcha de los voluntarios”, mientras los oficiales izaban la bandera roja con cinco estrellas de China.

El dominio del Reino Unido sobre Hong Kong había terminado oficialmente.

En 1841 los británicos habían levantado su bandera sobre este territorio estratégico, y la habían ondeado allí por 156 años mientras transformaban una isla escasamente habitada, de tan sólo unas diminutas aldeas de pescadores, en un faro de prosperidad y modernidad. Ahora, el imperio menguante se lo traspasaba a un gigante levantándose.

“El 1º de julio de1997 será recordado en los anales de la historia, como el día que amerita tenerse en memoria eterna: el retorno de Hong Kong a la madre patria”, dijo el presidente chino Jiang Zemin en la ceremonia de traspaso. En pocas horas 4.000 soldados de la “madre patria” habían cruzado la frontera para hacer valer la soberanía de Beijing sobre Hong Kong.

Con el traspaso histórico, el poder chino se multiplicó, millones de ciudadanos británicos lo eran ahora de una nueva entidad creada llamada, la Región Administrativa Especial de Hong Kong, y el acto final fue realizado en el cierre del imperio británico.

Una perla para Beijing

En una de las regiones más densamente pobladas del globo, Hong Kong está compuesto de la isla de Hong Kong, la península de Kowloon, más de 200 islas circundantes, y los Territorios Nuevos al norte.

Al obtener “la perla de Oriente”, China no sólo ganó control del tercer centro de finanzas globales más importante del mundo, sino también heredó una instalación naval de 380 millones de dólares construida allí por los británicos. Y la posición de Hong Kong es de inmenso valor estratégico, en la confluencia del Océano Pacífico y el mar del Sur de China con esta base naval y el territorio en general.

En la edición de julio de 2016 de la Trompeta, el jefe editor Gerald Flurry recalcó cómo China ha impulsado su esfuerzo por controlar el mar del Sur de China, luego de poseer Hong Kong. Él escribió que, “Gran Bretaña de hecho entregó el premio del mar del Sur de China que es Hong Kong, a la República Popular China en 1997. Y ahora que la presencia militar estadounidense en el área ha sido drásticamente reducida, ¡China está reclamando como suyo todo el mar del Sur de China!” (“China está dirigiendo el mundo hacia la guerra”, theTrumpet.com/13880).

Para el gobierno chino, la adquisición de Hong Kong fue mucho más que una victoria simbólica.

¿Bueno para Hong Kong?

En 1997, había 6,4 millones de hongkoneses que estaban separados del Continente por 156 años de diferencias institucionales e ideológicas. La transición fue difícil para ellos.

La mayoría eran descendientes de familias que habían venido a vivir bajo el gobierno británico como refugiados del comunismo. Ellos estaban angustiados de ser absorbidos por el continente autoritario.

China prometió a Hong Kong que retendría su identidad separada bajo una rúbrica llamada “un país, dos sistemas”. Este modelo significaba que, por al menos 50 años, Beijing permitiría que Hong Kong continuara con sus políticas económicas, y Hong Kong podría disfrutar lo que su mini constitución (la Ley Básica) llamaba “un alto grado de autonomía”.

En los primeros años, el modelo de los “dos sistemas” fue cuidadosamente seguido. Las tropas del ejército de Liberación Popular mantuvieron un perfil bajo en Hong Kong. Los organismos de implementación de las leyes de país adentro, no tenían jurisdicción en el Territorio. Y los oficiales del Continente se abstenían de dar discursos públicos allí.

Pero en 2003 Beijing tomó acción después que unos 500.000 hongkoneses llenaran las calles, para protestar contra una ley de seguridad nacional que el gobierno local estaba implementando. El gobierno chino lanzó una campaña exigiendo el patriotismo entre los hongkoneses, y exigiendo que el territorio fuera gobernado por líderes que “amaran al país y la ciudad”. Beijing hizo valer su derecho de interpretar la Ley Básica a su modo.

Una década después, en junio de 2014 el Consejo de Estado chino soltó una bomba, publicando un documento de 15.500 palabras para clarificar “un país, dos sistemas”. Éste dice que el gobierno chino en Beijing tiene “jurisdicción integral” sobre Hong Kong. Dice que, en vez de tener autonomía completa, a Hong Kong le fue dada sólo la autoridad para ejecutar cualquier asunto que fuera aprobado por Beijing.

Ese agosto después de la publicación del documento, el gobierno chino impuso una rígida estructura para reformas electorales. Dijo que para las elecciones de 2017, a la principal posición civil de jefe ejecutivo en Hong Kong, la gente podría votar sólo por los candidatos que hubieran sido aprobados por el gobierno chino. Esencialmente, esto es “democracia con características chinas”, similar a la del Continente.

Decenas de miles de hongkoneses se tomaron las calles para protestar por esa “farsa” de democracia al estilo chino, y exigir una selección de candidatos sin restricciones. Por varias semanas las manifestaciones congestionaron muchas de las arterias principales del tráfico de la ciudad. Escaramuzas ocasionales estallaron entre los manifestantes y la policía, quienes en algún momento usaron aerosol de pimienta, porras y gas lacrimógeno contra las multitudes.

Algunos analistas creían que las protestas podrían extenderse por el resto de China, y las veían como una amenaza legítima para el partido comunista gobernante en China. Pero a medida que las semanas pasaban, el número de manifestantes decayó. Finalmente se hizo claro que, con protestas o no, China no se cedería y que Beijing era la única autoridad real sobre Hong Kong.

Esta sobria realidad fue fortificada en 2015 cuando cinco miembros del personal de Causeway Bay Books en Hong Kong desaparecieron, aparentemente raptados por agentes chinos como castigo por publicar libros bochornosos sobre las vidas privadas de oficiales en el Continente.

A finales de 2016, el gobierno chino también bloqueó la curul (el escaño) de dos políticos, que habían alterado su juramento al cargo en protesta contra el gobierno chino.

Luego, el 28 de enero de este año [2017] unos agentes de seguridad chinos irrumpieron en el hotel Four Seasons de Hong Kong, y raptaron a uno de los multimillonarios más poderosos del territorio. Desde entonces, el paradero del hombre es aún desconocido.

Mientras tanto, la guarnición militar china en Hong Kong está asumiendo un papel cada vez más visible y activo.

Todos estos acontecimientos afirman los temores de que Hong Kong está rápidamente perdiendo su autonomía de China. Las libertades que distinguían a Hong Kong del resto de China, se están desintegrando rápidamente. Muchos se preguntan cuánto tiempo pasará antes que Hong Kong sea completamente injertado en el continente autoritario. El 26 de junio, la revista Time escribió: “El futuro político de Hong Kong nunca ha estado más lleno de tensión y angustia”.

La pérdida de Gran Bretaña

Después del traspaso de Hong Kong en 1997, un miembro del Ministerio de Defensa de Gran Bretaña dijo: “Nunca antes tanto [valor], beneficiando a tantos, se vendió por tan poco [costo]”, haciendo una parodia de una famosa cita de Winston Churchill.

Es muy significante que Hong Kong es una de las “puertas marítimas” permitiendo el acceso al mar del Sur de China. Ésta fue una de muchas puertas que Gran Bretaña controló durante su era de imperio. Entre otras estaba el Canal de Suez, Singapur, Chipre, el Cabo de Buena Esperanza y Malta.

En Génesis 22 leemos de unas promesas asombrosas que fueron hechas al patriarca Abraham. Una de ellas dice que sus descendientes, particularmente los pueblos de Gran Bretaña y EE UU, llegarían a “poseer las puertas de sus enemigos” (versículo 17). El contexto y los pasajes relacionados muestran que se trata de puertas marítimas, como las mencionadas arriba, las cuales permitieron que Gran Bretaña controlara los mares por tanto tiempo.

La Biblia también profetizó que los pueblos británicos posteriormente perderían las puertas marítimas que ellos habían poseído: “Y él [extranjeros] te sitiará en todas tus puertas, hasta que caigan tus muros altos y fortificados en que tú confías, en toda tu tierra; y él te sitiará en todas tus puertas por toda tu tierra que [el Eterno] tu Dios te hubiere dado” (Deuteronomio 28:52, traducido de la KJV en inglés).

Y con el paso de los años esto ha sido cumplido. Una a una, Gran Bretaña perdió o claudicó muchas de esas puertas marítimas que poseía. Hace 20 años, Hong Kong fue sumado a la lista de puertas claudicadas.

El fallecido columnista de la Trompeta, Ron Fraser escribió en aquel momento histórico una apreciación de esto, que los eventos desde entonces la han probado precisa: “Con el fin del gobierno británico en Hong Kong, vemos el acto final del cierre de un imperio; uno dado por Dios…” (Philadelphia Trumpet, junio de 1997).

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