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100 años después de la Marcha sobre Roma

(ALBERT HARLINGUE/ROGER VIOLLET COLLECTION/GETTY IMAGES)

100 años después de la Marcha sobre Roma

Hace cien años, el 24 de octubre de 1922, Benito Mussolini convocó a sus partidarios a derrocar al gobierno italiano. La infame Marcha sobre Roma tuvo lugar cuatro días después, el 28 de octubre, y abrió la puerta a su dictadura. Cien años después, Italia ha inaugurado un nuevo gobierno que hace honor al antiguo régimen. Si esa es su visión del futuro de Italia y de Europa, es imperativo que comprendamos esta historia.

Aquellos en el gobierno italiano que honran el legado de Mussolini afirman que lo hacen no por su apoyo al furor antisemita de Adolfo Hitler o por su contribución a la guerra, sino por lo que aportó a Italia. Sin embargo, pocos se dan cuenta del vínculo entre la visión de Mussolini y la destrucción resultante.

Cuando Mussolini y sus partidarios convocaron la Marcha sobre Roma hace 100 años, estaban dispuestos a derramar sangre para conseguir hacerse con el poder en Italia. Muchos han considerado los acontecimientos que rodearon al 28 de octubre como una revolución para nada sangrienta; pero el hecho de que transcurriera sin derramamiento de sangre no se debió a Mussolini, sino a la debilidad o la cooperación de los reyes. El rey Víctor Manuel III impidió que el ejército italiano se opusiera a las tropas de Mussolini y le pidió que formara un gobierno al día siguiente. El planeado derrocamiento violento del gobierno se convirtió en una transferencia legal del poder.

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El hecho de que la mayoría de los italianos estuvieran dispuestos a aceptar a un grupo de agitadores fascistas es algo instructivo para nosotros hoy en día. Hasta ese momento, Mussolini era conocido por su historial criminal y sus discursos elocuentes. La razón por la que estos discursos inspiraron al pueblo es porque estaban molestos con el statu quo. Estaban contentos de someterse a un gobierno dictatorial si eso les garantizaba la prosperidad económica. “Mussolini les parecía el único hombre capaz de poner orden en el caos”, señaló la Encyclopaedia Britannica. “Pronto se restableció una especie de orden y los fascistas inauguraron ambiciosos programas de obras públicas. Sin embargo, el precio de este orden fue enorme. El frágil sistema democrático de Italia fue abolido en favor de un estado unipartidista. Los partidos de la oposición, los sindicatos y la prensa libre fueron declarados ilegales. La libertad de expresión fue aplastada”.

Pero para el ciudadano promedio esto solía no importar. En cambio, se fijaban en los resultados de sus logros. Mussolini dio al país una visión inspiradora para restaurar la gloria perdida de Italia. No se limitó a dar trabajo a los trabajadores, sino que les dio una razón para trabajar. Por supuesto, no resolvió realmente los problemas de Italia, pero hizo que la realidad, aún sombría, pareciera mejor.

¿Cuándo se convirtió Mussolini en el señor de la guerra por el que hoy se le conoce? La Encyclopaedia Britannica señala que sus “sueños imperiales le llevaron a buscar conquistas en el extranjero”. La misma visión de buscar restaurar la gloria de Italia le hizo sentir celos por las conquistas militares de Hitler. Los objetivos de Hitler y Mussolini pronto se fusionaron en detrimento del mundo. Esto es evidente para nosotros hoy, pero en aquella época el mundo occidental se quedó de brazos cruzados viendo el ascenso de los dictadores.

Desde el inicio, el difunto Herbert W. Armstrong advirtió que la visión de intentar restaurar el Imperio Romano sería destructiva. En el primer número de La Pura Verdad, “¿Está a punto de aparecer un dictador mundial?”, publicado en febrero de 1934, escribió: “Es comúnmente conocido hoy en día que el objetivo principal de Mussolini es restaurar el antiguo Imperio Romano en todo su antiguo esplendor, poder y gloria, ¡y Roma gobernaba el mundo!”. En 1938 Italia buscó una estrecha alianza con la Alemania nazi, lo que obligó al Sr. Armstrong a reiterar su advertencia: “Seremos testigos del renacimiento del poderoso Imperio Romano: las dictaduras fascistas-nazis de Europa. Es el renacimiento del Imperio Romano al que conciernen los acontecimientos de estos últimos días” (La Pura Verdad, marzo de 1938).

Tenga en cuenta que en ese momento muchos en el mundo occidental todavía elogiaban a Hitler y Mussolini y buscaban el apaciguamiento de las demandas de Hitler.

Los italianos de hoy se inspiran en la búsqueda por restaurar la gloria de Italia. Buscan una economía estable, familias estables y un sistema de justicia estable. No ven que su propia historia no proporciona soluciones. La profecía bíblica revela que el deseo de revivir el Imperio Romano conducirá de nuevo a los mismos resultados destructivos. Como el Sr. Armstrong llegó a comprender más tarde a través de la revelación de Dios, el imperio de Hitler y Mussolini fue profetizado en Apocalipsis 17. Este mismo capítulo revela que otro imperio se levantará con la promesa de traer la paz, pero su fin será de nuevo la destrucción. Para entender estas asombrosas profecías, lea el artículo del Sr. Flurry “Fascism Reawakens in Italy [El fascismo vuelve a despertar en Italia; disponible en inglés].

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ALEMANIA Y EL SACRO IMPERIO ROMANO

Muchas personas están al tanto de las atrocidades cometidas por Alemania en la Segunda Guerra Mundial pero lo consideran como historia antigua. Estas personas ignoran por completo el legado que inspiró a Adolfo Hitler a crear su máquina de guerra nazi. Este surgimiento fue simplemente la resurrección reciente de un imperio guerrero con una larga y sangrienta historia. ¿Sabía usted que la Biblia profetizó de este régimen, así como del terrible resurgimiento de su última resurrección, en nuestros días?