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cinta, dieta

iStock.com/Alberto Masnovo

Use una sola medida

Examínese de esta forma de hipocresía.

Le sugiero que se deshaga de algo en su vida. Es algo que la mayoría de nosotros llevamos inconscientemente. Incluso si lo reconocemos, lo justificamos. Pensamos que es inofensivo. Pero no lo es. Causa un daño terrible en nuestras vidas.

Deshacerse de eso no es fácil, pero el hacerlo hará que su vida sea más feliz, más sencilla y más libre de estrés. Invitará más de las bendiciones de Dios a su vida.

¿Qué es, eso? Es su segundo juego de herramientas de medición.

Esta es la ley de Dios: “No tendrás en tu bolsa pesa grande y pesa chica, ni tendrás en tu casa efa grande y efa pequeño” (Deuteronomio 25:13-14).

En los mercados antiguos, las compras se colocaban en una balanza, y se comparaban con pesos estándar. Cuando un comerciante embustero compraba de sus proveedores, pudiera usar un juego de pesas pesadas para que pareciera que estaba recibiendo menos de lo que realmente estaba recibiendo. Cuando era su turno de vender, pudiera sacar su juego de pesas más livianas para dar menos de lo que su cliente había pagado.

Usted no es un vendedor de mercado abierto, pero poseer dos juegos de pesas diferentes es más fácil de lo que usted piensa.

Usted no se robaría un televisor de una tienda, pero podría robarle tiempo a su empleador al holgazanear cuando nadie está mirando. Usted no asaltaría un banco, pero podría justificarse al no informar ciertos ingresos en sus impuestos. Usted no tendría una aventura amorosa, pero podría mirar sitios lujuriosos en la Web.

Aun así, usted se considera una persona de integridad. Usted hace lo correcto en las áreas grandes, donde realmente importa. Pero luego se da un pase para eludir de vez en cuando en áreas pequeñas usando la política de “esto no aplica a mí”; o, es “demasiado pequeño para importar”; o, “esto no le perjudicará a nadie”; o, “nadie lo sabrá”.

Esas son dos medidas diferentes.

¿Es malo robar? Entonces, ¿por qué un poquito estaría bien? ¿Es malo odiar? Entonces, ¿qué lo hace aceptable para simplemente guardarlo para sí mismo, y actuar como que usted no tiene más que amor? (Proverbios 10:18). ¿Por qué tratar de justificar la lujuria “virtual” cuando Dios dice que albergarla en el corazón es adulterio y que lo quemará con la misma certeza que al tomar el fuego cerca de su pecho? (Mateo 5:28; Proverbios 6:25-28).

Dios dice que, si usted es fiel en lo poco, Él puede confiarle cosas más importantes (Lucas 16:10). Pero si usted es deshonesto en las áreas pequeñas, su integridad se ve comprometida. Dios está mirando su carácter. Su conducta en los asuntos pequeños le dice todo lo que Él necesita saber acerca de la persona que usted realmente es.

Usted puede tener dos medidas diferentes, una para juzgar a sus amigos y aliados y otra para juzgar a sus enemigos; o una para pesar sus propias acciones y otra para pesar las de los demás. Usted puede usar una medida para cuando está solo y otra para cuando otros están mirando.

Un comerciante que usa medidas falsificadas está siendo deliberadamente deshonesto. Los dobles estándares que tendemos a mantener son más sutiles, pero igualmente deshonestos. Todos los días surgen muchas oportunidades para ejercer semejante engaño, incluso en áreas pequeñas. Realice un seguimiento y vea si posee un doble estándar en ciertos detalles, dándose permiso para pensar o hacer cosas que no le gustaría que otras personas supieran.

La razón básica por la que poseemos dos medidas en estas formas sutiles es que a nuestra naturaleza humana le gusta pensar que es buena. Podemos ser asombrosamente expertos en justificar la deshonestidad. Sólo lastimaría a esa persona saber la verdad. Dios entiende... Él sabe que tengo buenas intenciones.

Pero si usted encuentra dos medidas, evalúe honestamente por qué las tiene. Dios quiere que seamos totalmente honestos. “Pesa exacta y justa tendrás; efa cabal y justo tendrás...” (Deuteronomio 25:15; también Levítico 19:35-36). Dios conoce diversos pesos y medidas cuando los ve, y dice que quebrantar esta ley es una abominación (Deuteronomio 25:16; también Proverbios 11:1; Amós 8:5).

En 1 Corintios 5:8, el apóstol Pablo resumió el camino de vida de Dios en dos palabras: sinceridad y verdad. Sinceridad significa pureza; en el griego significa literalmente “encontrado puro al ser desplegado y examinado por la luz del sol”. Eso es lo que Dios quiere para su vida: que viva para que lo más íntimo de su corazón pueda ser desplegado a la luz del sol, analizado y encontrado puro. Verdad significa aquello que es verdadero y está libre de error, pero también significa verdad como una virtud personal, con una mente libre de fingimiento, falsedad, engaño. Por lo tanto, está estrechamente vinculada con la sinceridad.

La brecha entre dos medidas es una forma de hipocresía: el de proclamar un estándar y vivir por otro. En realidad, es prácticamente imposible no tener algo de hipocresía si usted está tratando de mantener estándares piadosos; todos nos quedamos cortos de los ideales que profesamos. La pregunta es, ¿qué tan sinceramente estamos trabajando para cerrar la brecha entre lo que profesamos y la acción? Siempre debemos esforzarnos por hacer coincidir lo que sabemos que es correcto, con lo que hacemos.

No pese su bondad por las opiniones de otras personas. No calcule su justicia comparándola con pecadores peores que usted. No evalúe sus pensamientos con un estándar más ligero que sus acciones. Deshágase de todos sus pesos y medidas, y mantenga la única medida perfecta y justa: la de Dios.

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