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Dé, y su corazón le seguirá

Una ley que puede cambiar sus relaciones

¿Por qué da regalos? ¿Por qué les da a sus hijos, a su cónyuge, a su familia, a sus amigos o a alguien necesitado? Usted da, eso esperamos, no para tratar de obtener algo a cambio, sino simplemente por el placer de dar. Después de todo, es más bienaventurado dar que recibir (Hechos 20:35). Vivir el camino del dar simplemente lo hace feliz.

Pero dar también hace algo más en nosotros, algo más específico. Eso es porque cuando obedecemos la ley de Dios, una dinámica notable es puesta en movimiento.

Jesucristo nos instruyó a no acumular tesoros en la Tierra, sino en el cielo. ¿Por qué? “Porque donde esté vuestro tesoro”, dijo Él, “allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:19-21).

Ésta es una verdad sorprendente. Su corazón sigue a su tesoro. Cuando usted da de su tiempo, su energía, su dinero o algo más, también está dando algo más precioso: una pequeña parte de sí mismo.

Vemos esta regla en acción con el diezmo. En la Biblia, Dios le ordena que le dé el 10 por ciento de sus ingresos a Él (por ej. Levítico 27:30; Malaquías 3:8-10; Mateo 23:23). Dios no necesita nuestro dinero; Él podría proveer para Su obra de muchas formas milagrosas. Pero Él le ordena que confíe su tesoro a esa obra. Esto inculca en usted el hábito de la generosidad que desarrolla su carácter y lo hace más como el gran Dador (Santiago 1:17). Pero también atrae su corazón hacia Su obra. Usted adquiere una mentalidad más comprometida con los planes y ambiciones de Dios, Sus actividades de hoy y cómo se están preparando para el futuro.

Si usted lo piensa, ese acto de dar lo ayuda a amar más a Dios. Eso es lo que Dios más desea.

En el antiguo Israel, Dios quería asegurarse de tener los corazones de Su pueblo de la misma manera. Él ordenó a los israelitas que dieran ofrendas regulares, diaria, semanal, mensual y anualmente. Obviamente, Dios no tenía ninguna necesidad práctica o uso para los animales sacrificados, o la comida y bebida ofrecidas por fuego. Su objetivo al hacer que los israelitas dieran estas cosas fue volver sus corazones hacia Él.

Hay una clave para esta verdad incluso en la palabra sacrificio. En hebreo, una palabra para sacrificio es korban. La raíz de esa palabra es karab, que significa acercarse o aproximarse o cercano. ¡Qué hermosa palabra, refiriéndose a un sacrificio por Dios! La palabra similar karob se refiere a una relación personal o parentesco.

Cuando un israelita traía una ofrenda a Dios, seguramente Dios estaba complacido, pero esa no era la razón principal por la que Él lo ordenó. Presentar korban a Dios hace que el dador se sienta más cerca de su Creador que de la forma contraria. Él estaba encomendando su tesoro a Dios, así que su corazón lo siguió.

Donde esté su tesoro, allí estará también su corazón. Si usted invierte su dinero, tiempo y energía en su familia, su corazón seguirá. Si usted da y se sacrifica por su matrimonio, incluso si usted “no tiene ganas”, este acto físico en verdad llevará su corazón a un amor más profundo. Su obediencia al camino del dar pondrá en movimiento las ruedas del amor.

Por el mismo principio, si usted constantemente hace sacrificios por su empleador, eso no hace que él se sienta cercano a usted tanto como lo hace sentir a usted más cerca de él. Su corazón sigue a su tesoro. Con el tiempo, usted puede encontrarse haciendo cada vez más y más sacrificios por su trabajo. Esto puede o no puede ser algo bueno.

Así que considere esta sabiduría práctica. Si usted quiere que su amor hacia alguien crezca un poco, dele un regalo a esa persona. Si usted quiere que su amor crezca mucho, sacrifique por él o ella.

Tal vez hay alguna persona con la que usted debe tener contacto regular y con quien usted tiene problemas para relacionarse. Tal vez uno de sus compañeros de trabajo realmente lo irrita. Pruebe esto: dele algo. Haga un sacrificio por él. No para que él dirija su corazón hacia usted, sino para que usted dirija el suyo hacia él. Dé y vea si esto no lo acerca a él. Es posible que no resuelva el problema por completo, pero puede estar seguro de que mejorará su actitud, lo cual mejorará la relación.

Si usted tuvo una discusión con su cónyuge en la mañana y se siente resentido, haga lo contraintuitivo: tome un ramo de flores en su camino a casa desde el trabajo. La próxima vez que la vea, en lugar de darle el discurso que ha estado ensayando todo el día, dele un regalo que ella realmente pueda apreciar. Ya sea que ella lo haga o no, usted descubrirá que su sacrificio ha hecho mucho por disolver su propia hostilidad. Ahora usted está en una posición mucho mejor para restaurar la armonía de su matrimonio de lo que hubiera sido de otra manera.

Encomiende su tesoro, y su corazón seguirá. No espere hasta que “sienta amor” antes de dar o sacrificar. Sacrifique primero, y su amor crecerá. Donde esté su tesoro, allí también estará su corazón.

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